Las ecuaciones matemáticas serán propiedad privada
Las ecuaciones matemáticas, consideradas hasta ahora como patrimonio de la humanidad por ser reflejo de la naturaleza, han empezado a ser protegidas por patentes, especialmente en Estados Unidos. La tendencia, según la mayoría de los matemáticos, puede poner en peligro el progreso de la ciencia y provocar innumerables complicaciones jurídicas. Esta nueva área de propiedad intelectual, en la que se empieza a difuminar la línea entre lo natural y lo artificial, es similar a la de los seres vivos obtenidos por ingeniería genética, algunos de los cuales han sido patentados.
Las ecuaciones patentadas se conocen técnicamente como algoritmos y suelen tener aplicaciones prácticas. La creciente simbiosis de las matemáticas con la informática en los últimos años ha dado lugar a una complejidad creciente en la obtención de las ecuaciones, y universidades y grandes empresas se han apresurado a intentar patentar el resultado de estos esfuerzos.En el pasado los tribunales habían rechazado las solicitudes de patente de ecuaciones matemáticas porque se consideraban similares a las leyes de la naturaleza. En los últimos años esta similitud está menos clara. El año pasado se otorgaron ya algunas patentes, informó recientemente el periódico The New York Times, y existe una lista creciente de solicitudes pendientes. Uno de los algoritmos más conocidos que ha obtenido una patente muy recientemente es propiedad de los laboratorios Bell, de la empresa ATT. El algoritmo ayuda a decidir la distribución de recursos en grandes empresas, a distribuir más eficientemente el tráfico telefónico, organizar los vuelos y suministros de una compañía aérea o ayudar a los bancos a invertir sus reservas. ATT lo ha utilizado ya para decidir la mejor ruta para el cable submarino de fibra óptica que está tendiendo a través del océano Pacífico.El matemático José García Cuerva, director de departamento en la Universidad Autónoma de Madrid, cree que lo único legitimo en las matemáticas, como en la ciencia en general, es solicitar la atribución del mérito para quien realiza un descubrimiento, pero no tomar medidas que coarten la libre circulación de las ideas. Por ejemplo, un autor puede no publicar sus trabajos en revistas científicas porque cree que son patentables. Santiago Carrillo, especialista en cálculo de probabilidades en la misma universidad, piensa que el de las patentes es un fenómeno lógico en una economía. de mercado. Sin embargo cree que si se extiende se producirán graves problemas ya que en ciencia nada funciona de manera aislada, todo se basa en descubrimientos anteriores y, además, dos autores pueden llegar a soluciones muy parecidas.
Para Antonio Vaquero, director del departamento de Informática y Automática de la universidad Complutense de Madrid, el problema es común a todo el software (programas de ordenador). "Dilucidar qué parte es herencia cultural y cuál valor añadido en un algoritmo es muy complicado. Los jueces deciden sin tener suficientes elementos para evaluar en una situación cambiante, y la jurisprudencia que sientan puede resultar muy peligrosa. Se debe estudiar con muchísimo cuidado el derecho de una persona a que se le pague por sus descubrimientos".
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