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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Memoria de Machado

La publicación de un artículo firmado por el señor Juan Barranco, en el que recuerda y elogia la figura de don Antonio Machado y su particular vinculación con la ciudad de la que él mismo es alcalde, me motiva a intentar esta argumentación epistolar que intento ver publicada en la correspondiente sección.Le recuerdo al señor alcalde que en Madrid hay una calle, una única calle, que lleve el nombre de tan esencial personaje; que en esa calle se alzaba, sobre un solar de propiedad municipal, el único monumento que en esta ciudad había en su recuerdo. Que ese monumento, ubicado en el preciso lugar desde el cual el profesor Tierno Galván había lanzado una vibrante proclama política durante la campaña de 1979, estaba mal situado, escasamente imaginado, pobremente construido y peor conservado, pero ostentaba la famosa y hermosa cabeza del poeta, obra de don Pablo Serrano, en su momento trabajosamente enarbolada en el más poético escenario (también abandonado) del mirador de Baeza. Todo el conjunto -calle, monumento y solar- se sitúan a su vez en la ciudad de los poetas, más conocido como Saconia-Dehesa de la Villa, a la que alguna vez intentamos dar contenido real en su frustrada vocación nominativa, con escaso éxito ante las autoridades municipales, y ello a pesar de que el gran Blas de Otero viviera en este territorio.

Pues bien, el monumento a don Antonio Machado, a pesar de su escaso valor poético propio, era un importante símbolo para nosotros hasta que un día apareció destrozado, constructivamente descuartizado a golpes de pico y martillo demoledor: se había iniciado la construcción de un aparcamiento para residentes.

Desconocemos adónde irá a parar la reflexiva cabeza poética de Machado-Serrano, sobre qué pie monumental reposará, en qué perspectiva urbana podremos contemplarla. Por eso le ruego, señor alcalde, que nos la devuelva sana, bien plantada y amoro samente cuidada. Le aseguro que le responderemos con una sonrisa madrileña muy distinta a la que glosa el poeta en su artículo.-

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