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La Berlinale , nuevo ensayo general de los 'oscars'

ENVIADO ESPECIALPor la proximidad de sus fechas y por un acuerdo tácito entre las grandes productoras norteamericanas, el Festival de Berlín se convirtió el año pasado en un inesperado ensayo general de los oscars de la Academia de Hollywood. Aunque en menor medida, este año vuelve a ocurrir lo mismo. Tres películas de las cinco aspirantes al Oscar a la mejor del año están aquí. Una de ellas, Rain man, es también candidata a otros siete oscars especializados. Por último, dos actrices y un actor presentes en las pantallas de Berlín competirán en abril por las estatuillas a los mejores intérpretes.

Los tres filmes candidatos al Oscar son Relaciones peligrosas, que inauguró este festival; Mississippi Burning, que fue presentada ayer, y Rain man, que se proyectará mañana. Las actrices son Glenn Close, por su actuación en Relaciones peligrosas, y Jodie Foster, por Los acusados.El actor es Gene Hackman, por su trabajo en Mississippi Burning, filme dirigido por el británico Alan Parker, que ayer concentró la atención del millar largo de críticos e informadores cinematográficos de todo el mundo acreditados en esta edición de la Berlinale.

Gene Hackman logra en el filme de Alan Parker una excelente actuación, pues proporciona a Mississippi Burning, sin esforzarse mucho porque su personaje le va como anillo al dedo, virtudes que la película no tiene: da hondura a un relato superficial, sobriedad a un estilo como el de Parker, retórico donde los haya; y, finalmente, un toque de verdad a las incontables falsas imágenes que llenan la película.

Con menos aparatosidad que en sus filmes anteriores -algunos de muchísimo éxito, pero que no resisten el paso de los años, como es el caso de El expreso de medianoche, Fama y El corazón del Ángel-, Alan Parker sigue en Mississippi Burning enteramente fiel a sí mismo, pues busca al precio que sea una serie continuada de efectos, lo que en la jerga del oficio cinematográfico se denomina efectismo, y que consiste a grandes rasgos en sobrecargar la atención del espectador con fáciles -e incluso facilonas- distorsiones y choques de encuadres en el interior de cada secuencia, con objeto de encubrir sus deficiencias de ritmo mediante rupturas oportunas y calculadas de ese ritmo.

Es ésta una vieja manera de mentir con la cámara, en la que Parker es un consumado especialista. Consiste en distraer la atención del espectador hacia lo ornamental, para así desviarle de la tentación de buscar la parte medular de las imágenes, parte medular que en su filme no existe. Alan Parker engaña casi siempre, y Mississippi Burning no es una excepción. Da la impresión de ser trascendental, cuando si se le mira de reojo se desvela como una colección bastante trivial de gestos exteriores destinados a encubrir un vacío interior.

Milagro

Y ahí precisamente sobreviene el milagro. Gene Hackman, como tantas veces ocurre en el cine, ennoblece con la verdad que se escapa de su rostro a una película que es muy inferior a él.

Ni un solo actor, salvo Gene Hackman y la secundaria Frances McDormand, actúa convincentemente en Mississippi Burning, lo que demuestra que no hay en la película verdadera dirección de actores, o que, de haberla, es deficiente. Sólo un actor y una actriz por sí solos escapan del rasero y hacen volar a un filme que no tiene alas.

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