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Miles de toneladas de residuos tóxicos, quemadas en pueblos de Burgos desde junio

Unas 5.000 toneladas de residuos tóxicos industriales han sido arrojadas y quemadas desde el pasado mes de julio en la comarca burgalesa del Páramo de Masa, al norte de la provincia. El producto, que según un informe de la Junta de Castilla y León es nocivo, altamente tóxico y de posibles efectos cancerígenos, procedía de Portugalete (Vizcaya) desde donde era conducido en grandes camiones.

Pedro María Villar, de la empresa Pedro Villar, radicada en Portugalete, e Ignacio Larrauri, han sido procesados y se hallan en prisión acusados de cometer un delito ecológico. El Gobierno Civil de Burgos les ha impuesto dos multas de 250.000 pesetas cada una y ha propuesto al Ministerio del Interior nuevas sanciones. Los detenidos quemaban el producto para recuperar el cobre que contiene.

Según cálculos efectuados por alcaldes de la zona, desde julio se han quemado unos 150.000 kilos de este producto cada semana. A Poza de la Sal, Hontomín, la Parte de Buleba, Lences, y otras localidades de la comarca llegaban grandes camiones con matrícula de Bilbao que permanecían parados hasta bien entrada la noche. Después volcaban su carga y alguien prendía fuego. Lo que nadie se explica es cómo no se ha denunciado y descubierto antes la situación.

Operación de la Guardia Civil

El asunto ha salido a la luz pública tras la detención el 7 de febrero de Pedro María Villar y Ignacio Larrauri en una operación en la que la Guardia Civil intervino casi 15.000 kilos de residuos tóxicos. El juzgado de primera instancia de Briviesca ha abierto una investigación sobre los hechos.Entre los informes recogidos se halla, según informó ayer Radio Nacional de España, un informe de la Junta en el que se indica que los residuos son nocivos, altamente tóxicos y con posibles efectos cancerígenos para las personas.

El Páramo de Masa es una comarca deprimida y escasamente poblada situada al norte de Burgos, cerca del País Vasco. Sus vecinos temen ahora los efectos de una posible contaminación y la filtración del producto hasta el subsuelo si llueve. Sucesos parecidos se han registrado en otras comarcas recónditas y poco pobladas de Castilla y León.

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En julio pasado fueron arrojadas, también por empresas vascas, 360 toneladas de pesticida tóxico en Aguilar de Campóo, al norte de Palencia y meses antes el vertido, también del mismo producto, afectó a la localidad soriana de Borovia, situada al este de la provincia, en las estribaciones del Moncayo.

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