Sexo cansino
Amor y pasión es el último ejemplo de las deficiencias, tal vez autoasumidas, del realizador italiano Tinto Brass, cineasta que inició su carrera fílmica en busca de un lugar propio, y que parece haber encontrado en el género porno, de incierta y variable definición.Definición ardua pero a la que nos podemos aproximar un tanto si admitimos que aquellos filmes cuyo núcleo argumental es la realización sistemática del acto sexual son pornos. Y ahí, puede recurrirse a la funcional división de porno blando y duro, respectivamente, según dicha actividad sea simulada o real en la pantalla. En el presente caso, Amor y pasión sería un porno blando.
Un ayudante aventajado
Amor y pasión
Guión y dirección: Tinto Brass. Fotografía: Silvano Ippoliti. Música: Riz Ortolani. Producción: Giovanni Bertolucci. 1987. Intérpretes: Nicola Warren, Francesca Dellera, Andy J. Forest, Luigi Laezza, Bea, Lulu, Matteo. Estreno en Madrid: cines Imperial, Aluche y Lido.
Tinto Brass, que fue, ni más ni menos, ayudante de dirección de Cavalcanti, Ivens y Rossellini -nombres importantes en el panorama del cine-, acometió en sus primeras realizaciones el género autobiográfico y la ficción científica, para proseguir con la historia de las revoluciones y el western. Salón Kitty (1976), definido por la crítica europea como un porno nazi seudohistórico, le dio opción a cultivar una línea similar en Calígula, a las que siguieron La llave secreta, Miranda y ahora el presente estreno.En Amor y pasión, con un mínimo pretexto argumental (la llegada a Italia de un matrimonio norteamericano a la busca y captura de los respectivos amantes que disfrutaron a su paso por dicho país durante la II Guerra Mundial) y un guión prácticamente inexistente, el realizador, que ha escrito la historia y ha montado la película, nos ofrece una sucesión de actos sexuales y preliminares, única razón -la de la exhibición de éstos, por supuesto- para el que ha sido realizado este subproducto que se programa sin pudor en cines comerciales.
Envuelto en un esteticismo ramplón y en una fotografía difuminada, que niega incluso la sublimación voyeurista de quienes gusten de este tipo de películas, la película carece de todo valor artístico, y brinda, en su caprichoso desarrollo, una acumulación tan poco intensa como cansina.
Amor y pasión desprecia al mismo tiempo la banda sonora, que tan útil puede ser en los empeños seudopornos, y rehúye el equilibrio entre sugerencia y evidencia, con un resultado tan inútil fílmicamente como decepcionante para quienes acudan a verla en busca de sensaciones fuertes, de las que sólo es un pálido y pobre sucedáneo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.