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El Gobierno reducirá las trabas para la administración de metadona a drogadictos

El Gobierno ha elaborado un real decreto, actualmente sometido a consultas con las distintas administraciones autónomas, que flexibiliza considerablemente el suministro de metadona y otros opiáceos legales a los drogadictos sometidos a programas de mantenimiento. Con el nuevo sistema, la Administración dejará de tener que autorizar previamente cada tratamiento individual, lo que generaba considerables retrasos, y se eliminarán las actuales restricciones en cuanto a cantidad de dosis diaria y duración del programa.

El trasfondo último de esta apertura de la mano es atajar el problema de los infectados de SIDA, casi en un 70% relacionados con la droga, a los que se quiere desvincular del mortífero pinchazo diario.El jefe del Gabinete técnico del Plan Nacional sobre Drogas, Santiago de Torres, admite que actualmente el mecanismo burocrático para la administración de metadona es muy lento, ya que con una periodicidad en ocasiones mensual se reúne en cada región una comisión Administración central-autonómica que debe dar luz verde, caso por caso, a las personas que deben someterse a tratamiento de mantenimiento con metadona, lo que origina notables retrasos en su ejecución.

Ahora, los centros acreditados para prescribir metadona u otros opiáceos legales, tendrán autonomía para autorizar los programas, si bien luego serán supervisados por la Administración. La metadona seguirásiendo administrada en los centros acreditados en las principales capitales, que actualmente son 20. En pequeñas poblaciones este servicio lo cubren las farmacias.

El decreto sí impedirá que los médicos, a título individual, puedan prescribir y aplicar programas con otros derivados opiáceos como la tilidina, ya que esta labor sólo podrá desarrollarse en centros acreditados. El suministro de estas sustancias siempre irá inserto en un programa que incluya otras acciones terapéuticas.

'Mercado negro'

La administración de la metdona u otro opiáceo legal se realizará en el propio centro acreditado, salvo contadas excepciones, y siempre por vía oral, con lo que De Torres cree que se evita el riesgo de generar un mercado negro de estas sustancias y se suprime el hábito del pinchazo. Esto último es fuente de contagios y tiene una especial gravedad en los portadores del virus del SIDA, ya que la reinfección equivale a desarrollar la, hoy por hoy, incurable enfermedad.

Además de suprimirse las actuales restricciones sobre dosis máxima de metadona administrada al paciente -actualmente es de 40 miligramos por día-, también desaparece el tope de duración máxima del programa de mantenimiento, hoy fijado en seis meses.

Este experto se anticipa a las posibles críticas. "Es un criterio de realidad. Claro que es una droga y que genera dependencia, pero de entrada frenamos la vía de administración intravenosa que es sumamente peligrosa por el SIDA. Y no queremos hacer metadonadependientes. Lo que queremos es abrir un paréntesis de cuatro o cinco o seis meses".

La fase segunda, añade, es que estas personas reciban sustancias como la naltrexona, que impiden experimentar el efecto del narcótico si la persona tratada reincide en su adicción.

De Torres afirma que estos programas tienen un mínimo costo, y podrían rebajar las infecciones que produce el uso de jeringuillas. La atención sanitaria en España a drogadictos que sufrían alguna infección en 1987 costó más de 1.300 millones de pesetas.

El decreto abre la puerta a que se realicen programas de mantenimiento con metadona en prisiones, que podría ser suministrada en la enfermería. De Torres apunta que la Dirección de lnstituciones Penitenciarias "está cambiando de actitud". El número de drogadictos que se someten a estos programas apenas ronda el millar, mientras que, según cifras oficiales, en España existen 50.000 heroínomanos. "Vamos a ver si se animan con esto", afirma este experto.

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