La armonía del reino animal
El calendario navideño, época de potencial aumento del público juvenil e infantil, se aprovecha para acumular estrenos cinematográficos supuestamente idóneos para dichos espectadores. En este apartado, la moda es la presencia de largometrajes, documentales de ficción, protagonizados por animales en las que existe un tratamiento antropomorfista de las criaturas irracionales. Frente al mensaje ecologista de El oso, este filme japonés impone otro de signo naturalista y marcado humanismo.La referencia y comparación con los similares productos realizados por los estudios Walt Disney es casi obligada, aunque en la actualidad les llevan ventaja, pues el perro Benji, cuya última entrega ha sido Cuatro cachorros para salvar, supera en dinamismo y audacia a muchas de las películas de ahora de la factoría Disney.
Las aventuras de Chatran
Dirección y guión: Masanori Hata. Fotografía: Hideo Fujil y Shinji Tomita. Música: Ryuchi Sakamoto. Producción: Haruo Shikanal. Japón, 1988. Estreno en Madrid en los cines Rex, Luchana y La Vaguada.
Trabajo primoroso
Masanori Hata, zoólogo y escritor bajo el seudónimo de Mutsugoro, con el asesoramiento de Kon Ichikawa (director por partida doble de El arpa birmana y de un filme donde realizaba una sarcástica crítica del final de la época Meiji, a través de la mirada del gato de un profesor, Waga Hai Wa Neko De Aru), ha realizado un primoroso y paciente trabajo, cuyo rodaje ha durado cinco años.El resultado es, aproximadamente, hora y media de protagonismo a cargo de un gato, Chatran, nacido en una granja donde conviven distintos animales, desde que nace hasta que forma familia y vemos nacer a sus hijos. En el transcurso de la acción, Chatran, alejado por accidente de la granja, realiza un viaje a través de un río que le pone en contacto con la vida animal y el orden de la naturaleza, mientras se van sucediendo las estaciones. La aventura del felino es utilizada por Masanori Hata para mostrar el equilibrio y armonía del reino animal, en el que la violencia es la mínima requerida para la supervivencia, y presenta un universo donde la convivencia y la solidaridad entre distintas especies es posible; baste recordar que el mejor amigo de Chatran es un perro.
La única presencia humana en el filme es la existencia de la voz en off, que es en exceso reiterativa y molesta en sus continuos subrayados de la acción. La banda sonora musical de Ryuchio Salcarnoto -oscar por la de El último emperador- es algo ramplona.
Y el mayor mérito del filme es su minuciosa elaboración, la belleza de algunos momentos y su mensaje de armonía y orden natural, tan sincero como pretencioso, lo que no impide que la proyección sea algo cansina, a pesar de poseer ciertas secuencias disfrutables.
Babelia
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