Una película polémica
La boca del lobo es el segundo largometraje que se estrena en España del cineasta peruano Francisco Lombardi. El primero fue La ciudad y los perros, una muy solvente adaptación de la famosa novela de su compatriota Mario Vargas Llosa.Este segundo filme va, de otra manera, por el mismo camino que fue aquella. Es el relato, visto desde dentro, de una pequeña comunidad de militares profesionales en acción. Pero si en la primera película esa acción era el mundo cuartelero del ejército peruano de hace décadas, en esta segunda Lombardi da un paso más allá e introduce su cámara en medio de una acción de campaña del mismo ejercito peruano en la actualidad, en uno de sus sangrientos despliegues en los límites de los territorios controlados por la organización Sendero Luminoso.
La boca del lobo
Dirección y guión: Francisco J. Lombardi. Perú, 1988. Intérpretes: Gustavo Bueno, Toño Vegar, José Tejada, Berta Pagaza, Antero Sánchez. Estreno en Madrid, cine Renoir.
En cierta manera, aunque su procedencia literaria sea tan diferente, este filme es una consecuencia natural de aquel. Pero, pese a su recíproca coherencia, La boca del lobo no parece alcanzar la misma unánime resonancia que su antecesor, y esto es, al menos desde criterios estrictamente cinematográficos, injusto, pues La boca de el lobo, con no menos solidez en su construcción narrativa que la que tenía La ciudad y los perros, contiene mucho más riesgo cinematográfico y político que ésta.
Extraña descalificación
En el último festival de San Sebastián, donde hizo su presentación mundial, La boca del lobo fue acogida, al menos por la crítica con una falta de calor que no se merecía.Y, más tarde, en el reciente festival de La Habana, aunque en el público cubano produjo -por motivaciones de índole ideológica- una acentuada, en algunas sesiones incluso crispada, división de opiniones, se jugó de manera poco clara con el destino de esta obra. El jurado internacional concedió inicialmente a La boca del lobo el Gran Coral premio máximo del festival habanero. Pero alguien filtró la noticia a la agencia cubana Prensa Latina y esta cursé la noticia con antelación a su proclamación oficial. Incomprensiblemente, después de que tal filtración se produjese, el jurado fue convocado de nuevo y, tras una tensa discusión, rectificó su decisión de premiar al filme de Lombardi, inclinándose en favor de un filme brillante, pero retórico, engañoso y mucho menos arriesgado que este: Sur, del argentino Fernando Solanas. No se entiende el sentido de esta rectificación.
La boca del lobo es un filme político con estructura de aventura convencional, casi próxima a la de los viejos westerns de patrullaje militar en un territorio hostil. Pero se sirve de las facilidades que le ofrece la solera de este modelo clásico para llevar el agua a su propio molino geográfico: la dramática situación en que se encuentran los poblados situados en la nebulosa y enmarañada zona fronteriza donde termina el control del ejército peruano y comienza el de las guerrillas de Sendero Luminoso. Allí se cuece la intensidad de este filme, que no innova nada, pero que expone con buen sentido polémico sucesos terribles, que otorgan a su ficción calidades documentales innegables y ciertamente terribles.
Dirigido con oficio sabio y sereno, este filme tiene un discurso argumental sólido y muy bien armado, pero que flojea por el lado de algunos actores -como el del segundo teniente de la patrulla que no están a la altura de la importancia de su cometido. No convence enteramente, como tampoco el exceso de reiteraciones en algunas situaciones, que le roba agilidad a la aventura, ya perjudicada por el alargamiento inútil de algunas escenas que piden a gritos mayor sentido de la síntesis. Al filme le sobran 15 o 20 minutos fáciles de peinar en una moviola, pero que Lombardi ha dejado intactos, perjudicando a la carrera comercial de un filme que, ideológica y cinematográficamente discutible, mantiene un tono alto, no desdeñable, en la combinación de ficción y documento.
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