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'La paloma de la paz', símbolo contra la violencia en San Sebastián

La paloma de la paz, una escultura de siete metros de altura y cuatro toneladas de peso, levantada en el paseo de la Zurriola, de San Sebastián, se inaugura hoy oficialmente. La obra del escultor vasco Néstor Basterretxea, situada frente al mar, es un homenaje del artista contra los violentos. La escultura, que ha costado 10 millones de pesetas, será inaugurada por el Ayuntamiento donostiarra, y al acto asistirá también el alcalde peruano Miguel Azketa, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la paz.

El Ayuntamiento de San Sebastián inaugura hoy en el paseo donostiarra de la Zurriola, frente al mar, la escultura de Néstor Basterretxea Pakearen usoa (La paloma de la paz), una obra de siete metros de altura y cuatro toneladas de peso, diseñada especialmente para soportar los embates del viento y de las olas. Más allá de la obviedad de su significado, "mostrar la voluntad de convivir en paz que alienta a la gran mayoría de los vascos", la obra representa para su autor una definición individual y colectiva, el compromiso en la lucha por la paz y contra la violencia. De ahí que por encima de las consideraciones estéticas, Néstor Basterretxea subraye la intención política que le impulsó hace unos meses a trabajar en este proyecto. "Ésta es una obra", afirma, "que va contra todos los violentos, una forma de decir que hay que optar por la palabra y el pensamiento, que la violencia es en sí misma el fracaso y que conseguir la libertad, que es vida, a través de la muerte supone incurrir en una contradicción demasiado profunda".

Simbolismo

El escultor vasco justifica la utilización del simbolismo convencional de la paloma en su interés en que la significación de la obra sea plenamente reconocible. "He pretendido", dice, "que el grado de abstracción que implica una escultura moderna no deformara su fácil comprensión; mi problema", añade, "ha sido justamente encontrar el punto de equilibrio". La obra, que tiene una envergadura de nueve metros, la distancia entre los bordes de las alas extendidas, tiene una estructura de hierro divida en tres piezas engarzadas, está cubierta de poliéster blanco para soportar la erosión del salitre y, ha sido diseñada de forma que pueda soportar los vientos de hasta 130 kilómetros que se producen en ese punto de la ciudad.Basterretxea explica que ha utilizado el hierro porque este material otorga además a la escultura una fortaleza exterior, casi industrial, que contrasta con la elegancia de las propias formas de una paloma con las alas desplegadas.

A su juicio, la violencia ha hecho de Euskadi una sociedad enferma -"somos cuatro gatos y vivimos divididos y crispados"- en la que el odio y el miedo se han instalado en muchas conciencias. Asegura que existe miedo también entre los intelectuales vascos y que ese miedo puede explicar en parte el escaso compromiso de este colectivo ante el problema de la violencia. "Yo, que no soy valiente, tampoco escapo a esa situación, ha habido personas que, incluso en tono afectuoso, me han advertido que no me conviene meterme en este tipo de asuntos". Hijo de un diputado nacionalista vasco en la República, Néstor Basterretxea permaneció exiliado 17 años tras la guerra civil, y la casa de su familia en Bermeo albergó durante 37 años un cuartel de la Guardia Civil.

La escultura, que ha costado 10 millones de pesetas, será inaugurada en un acto al que también asistirá el alcalde peruano Miguel Azketa, galardonado hace un tiempo con el premio Príncipe de Asturias de la Paz.

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