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El general Caridi defiende a los rebeldes argentinos

El jefe del Estado Mayor del Ejército argentino, teniente general José Dante Caridi, asumió -salvo una mención expresa a la amnistía- casi todas las exigencias de los militares amotinados con el coronel Mohamed Alí Seineldin en unas declaraciones difundidas a través de una cadena de televisión por cable. Caridi pronosticó que "mientras permanezcan estas causas sin resolver, sin dar solución a los requerimientos de las fuerzas armadas, seguirán repitiéndose estos hechos".

El ministro de Defensa, el radical Horacio Jaunarena, en un discurso, pronunciado ayer ante la nueva promoción de oficiales egresados del Colegio Militar y en presencia del presidente Raúl Alfonsín, afirmó solemnemente que la lucha de las fuerzas armadas contra la subversión en los años setenta fue necesaria.La Prensa, calificó como "una bomba explosiva" las declaraciones de Caridi, emitidas la víspera a través de una cadena de televisión por cable que tiene escasa difusión y sólo reciben los abonados de un sector de Buenos Aires. El diario de izquierda Página 12 tituló con grandes caracteres, en primera página: Sin maquillaje. El título no acierta en esta ocasión. Lo que hizo Caridi con sus (declaraciones fue precisamente lo contrario: maquillarse el rostro con la pintura de guerra de los carapintadas amotinados. Caridi se ha convertido con sus declaraciones en su portavoz.

Preguntado sobre el pacto o acuerdo con los amotinados, Caridi dijo que "se habló mucho sobre esto, intentando demostrar que hubo un pacto espurio, subterráneo, en un tratamiento que no nos merecemos ni los protagonistas, ni las autoridades nacionales, que habían delegado en mí la responsabilidad para resolver la crisis". Añadió el general: "Quiero decir con toda franqueza que los dos sectores dejamos en claro que no había de ningún modo intención de comprometer el Estado democrático, sino todo lo contrario. Tanto Seineldín como yo estábamos de acuerdo en que había que defenderlo de cualquier ataque".

"Coincidencias"

Tras reconocer sus "coincidencias" con los amotinados, Caridi añadió: "Entonces la pregunta era ¿para qué enfrentarnos, para qué producir derramamientos de sangre, si lo que dio origen a la sublevación era lo mismo que el Ejército en su conjunto está tratando de lograr?".

Sobre la reciente asonada declaró Caridi que "lo que ha ocurrido en el Ejército son efectos de causas que están afuera de la fuerza y, mientras permanezcan estas causas sin resolver, sin dar solución a los requerimientos de las fuerzas armadas, seguirán repitiéndose los hechos". Al concretar esas "causas", el jefe del Estado Mayor del Ejército señaló "los ataques a que están sometidas las fuerzas armadas", "las consecuencias de la guerra contra la subversión, en las que hay todavía temas irresueltos", y "el presupuesto y los salarios caídos".

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Esta enumeración de Caridi coincide con las exigencias de los carapintadas, salvo en la mención expresa de la amnistía exigida por los amotinados. Esto lo hizo Caridi de forma indirecta, cuando en la entrevista alabó el tratamiento del problema de la represión durante la dictadura seguido ahora por Brasil y Uruguay. Según Caridi, esos dos países son naciones que "miran al frente" En otras palabras, borraron el pasado y dejaron impunes los crímenes de la dictadura militar

Uno de los puntos debatidos estos días en Argentina era el posible cese de Caridi antes de Navidad como una exigencia de los amotinados. Interrogado sobre este punto, Caridi dejó abiertas todas las opciones, cuando dijo que "mi permanencia en el cargo está marcada no por el tiempo, sino por el cumplimiento de los objetivos, y a estas alturas de los acontecimientos creo que los objetivos están cumplidos. De manera que me reservo. la libertad de elegir el momento de irme".

Llama la atención en esta respuesta que Caridi no haya mencionado que su permanencia en el cargo depende de las órdenes del comandante supremo de las fuerzas armadas, el presidente Alfonsín. También resulta reveladora la terminología elegida por Caridi, al hablar de "objetivos" y no de "plazos". Es la misma frase que empleaba el dictador Rafael Videla para referirse a la permanencia del Ejército en el poder. Con estas declaraciones Caridi podría haberse ganado, al menos por un tiempo, la confianza de los amotinados y dejar sin efecto el plazo para permanecer en su cargo al frente del Ejército. Según informaciones procedentes de simpatizantes con los carapintadas, Caridi debía abandonar su puesto antes del próximo 23 de diciembre.

La entrevista de Caridi contiene un elemento que despertará sin duda resquemores y reacciones en Argentina. Se refirió el general a las Madres de la Plaza de Mayo y dijo que "muchas mujeres de las que integran esa organización no son auténticas madres de desaparecidos, sino que por algún dinero se ponen un pañuelo a la cabeza y dan vueltas alrededor de la plaza". Añadió que "hay utilización política, una ideología detrás de las Madres de Plaza de Mayo, que no solamente dan vuelta a la plaza, sino que dan vuelta al mundo, pagadas por no sé qué fondos".

Estela Carlotto de las Abuelas de Plaza de Mayo calificó de "atroz, siniestro e infame" el discurso de Caridi y se manifestó "azorada" ante las acusaciones del general. Según Carlotto, las declaraciones forman parte de la "campaña para conseguir una amnistía" para los militares procesados por delitos contra los derechos humanos.

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