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LITERATURA Y 'PERESTROIKA'

Multitudinario homenaje a Solyenitsin en la URSS

El escritor ruso, premio Nobel de literatura, celebra en el exilio su 70 cumpleaños

Pilar Bonet

El escritor ruso Aleksandr Solyenitsin, aún vetado por la política soviética de glasnost o transparencia informativa, fue objeto de un homenaje multitudinarío el domingo día 11 de diciembre en Moscú con motivo de su 70 cumpleaños. Una velada organizada por la Unión de Cineastas de la URS S, presidida por un retrato del escritor, fue la culminación de una serie de actos celebrados en la URSS con ocasión del aniversario del premio Nobel de literatura, encarcelado, deportado contra su voluntad y privado de su ciudadanía soviética en 1974.A finales de noviembre, Vadim Medvediev, el jefe de ideología de la dirección soviética, se manifestó en contra de la publicación de Archipiélago Gulag y Lenin en Zúrich, dos de las obras de Solyenitsin publicadas sólo en el extranjero. Medvediev consideró que la posición del autor es "antisocial y antisocialista" y pone en cuestión a Lenin. Varios intentos de transgredir la prohibición que pesa en la práctica sobre toda la obra de Solyenitsin, incluso aquella editada en la URSS, han culminado hasta ahora en fracaso.

Una de las características que potenciaban el acto de la Unión de Cineastas fue, según su secretario, Andrei Smirnof, el hecho de haber sido permitido oficialmente. La valoración de Solyenitsin debe hacerse, según Smirnof, cuando haya posibilidad de "devolverle la ciudadanía" y tenerlo de interlocutor. "Los puntos de vista del artista", añadió, no son los del político".

Tres horas, seguidas de un pase de Un día en la vida de Iván Denisovich (en versión cinematográfica noruega), duró la charla de varias figuras de la intelectualidad soviética ante un público ávido, que antes había podido contemplar en un vídeo la última entrevista del escritor, realizada en su residencia de EE UU.

Solyenitsin se ha abstenido en los últimos años de hacer intervenciones políticas, y varias veces ha cambiado su punto de vista, dijo el crítico literario VIadimir Lakshin, vicedirector de la revista Novi Mir en noviembre de 1962, cuando apareció en ella el relato Un día en la vida de Iván Denisovich. La obra conmovió a los soviéticos y marcó la cúspide de la tolerancia en el deshielo de Jruschov. Hasta entonces, según Lakshin, los campos de concentración habían sido un tabú.

Lectura en el Comité Central

Aleksandr Tvardovski, el director de Novi Mir, logró que un ayudante de Jruschov leyera en voz alta al líder Un día en la vida de Iván Denisovich. A Jruschov le gustó, y el resultado fue la petición de "25 ejemplares en buen papel" para la dirección soviética, que lo leyó hasta durante un pleno del Comité Central.En 1964, poco antes del cese de Jruschov, Solyenitsin fue propuesto para el Premio Lenin de literatura, pero un "hombre guapo de pobladas cejas" (Breznev) no estuvo de acuerdo. Y aquí comenzó la marcha atrás de la tolerancia. "Solyenitsin tiene un amor apasionado, casi enfermizo, por su pueblo y su patria", dijo Lakshin, que deseó al escritor el regreso a la "tierra natal" y la publicación de todos sus libros en ella.

"Hay que aceptar a Solyenitsin tal como es, sin pretender hacerlo ni mejor ni peor", dijo, por su parte, Egor YakovIev, el director de la revista Novedades de Moscú, desde cuyas páginas se ha pedido la publicación de Solyenitsin. El escritor "necesita su retorno, pero nosotros lo necesitamos más que él", afirmó Yakovlev, que comentó la dificultad de imaginar hace tan sólo un año una velada como esa.

"Si el principal rasgo del nuevo pensamiento es el diálogo con todos los que están a favor de posiciones humanitarias universales, si hemos entablado el diálogo con Reagan, con el Papa y con la dama de hierro, ¿por qué está prohibido entablarlo con Solyenitsin?, preguntaba el escritor Yuri Kariakin. "¿Es que Reagan, el Papa y Thatcher son partidarios de la Revolución de Octubre o es que Solyenitsin ya no es un gran humanista y escritor?".

Kariakin, experto en Dostoievski, manifestó que este escritor clásico también era "contrario a la revolución y el comunismo, y ello no impide publicarlo. ¿Por qué alguien debe decidir por mí, por nosotros, qué podemos leer y qué no?".

SoIyenitsin es "la profunda conciencia traumatizada de nuestra sociedad", dijo el rector del Instituto de Archivos Históricos de la URSS, Yuri Afanasiev, que advirtió que no publicar a Solyenitsin puede traer consecuencias difíciles de prever.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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