Sin gracia
Miss Caribe es una película planteada y desarrollada con hilvanes. Todo en ella, aunque no lo esté, parece improvisado, sacado de la manga. Se ve en la pantalla la busca sin ingenio de salidas ingeniosas que nunca llegan. Donde la película persigue ligereza y desenvoltura, el espectador encuentra pesadez y agarrotamiento. No funciona casi nada, sólo alguna toma aislada y carente de continuidad. Parece a todas luces un proyecto apresurado, escasamente meditado, autoeximido de elaboración y mínima meticulosidad, que ha dado lugar a una película no enteramente hecha sino, repito, simplemente hilvanada.Parece evidente, a causa de su marco de producción, que en Miss Caribe se trata ante todo de aprovechar, en clave forzadas de una comedia forzada, los residuos materiales arrastrados por la deriva del esfuerzo de superproducción de El Dorado, y que estos residuos son una especie de pie forzado para una historia que poco importa que no sea creíble, pero que, y esto sí que importa, no saca ningún partido, espectacular ni cómico, de esa de falta de verosimilitud, cuando del disparate, de lo increíble y de lo inverosímil -eso sí, con una regla de cálculo en los ojos- se puede sacar una historia divertida y gratificante.
Miss Caribe
Dirección: Fernando Colomo. Guión: Fernando Colomo, Fernando Trueba y Carmen Rico-Godoy. Producción: Andrés Vicente Gómez. España, 1988. Intérpretes: Ana Belén, Santiago Ramos, Chus Lampreave, Juan Echanove. Estreno en Madrid: cines Capitol y Minicine.
Hilar fino
Tanto Fernando Colomo, en la dirección, como los autores del guión saben perfectamente, porque otras veces han demostrado su competencia en otros trabajos de este tipo, que hacer una comedia no es algo que se improvise, pues toda comedia requiere hilar fino y pensarse dos veces la medida de las cosas antes de darlas por buenas. Este tipo de historietas en el borde de la exageración son difíciles, por no decir imposibles, de improvisar, pues funcionan -cuando lo hacen- con argucias de relojería metidas en el entrelineado de sus planos y de sus renglones.Miss Caribe es una película ideada y realizada a "lo que salga" y, por consiguiente, no sale. Y esto se percibe -suele ser este un test infalible- en la insuperable dificultad que los actores y las actrices encuentran para intentar hacer creer al espectador que ellos creen en lo que están haciendo, cuando actúan desde una apatía involuntaria, pero indisimulable, desde la conciencia -quizás inconsciente- de que, hagan lo que hagan, se esmeren o no, están condenados a la inexpresividad y la falta de gracia.
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