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CANARIAS, EN LA EUROPA DE LOS "DOCE"

El Gobierno canario quiere revisar su situacion en la CE durante la presidencia española

Los canarios quieren revisar su estatuto comunitario. Exigen seguir fuera de la CE, con las ventajas de estar dentro y sin tener que asumir los inconvenientes. Para el Gobierno, que tendrá que pechar con el asunto durante la presidencia de la Comunidad Europea, esa "postura maximalista es indefendible". El Ejecutivo autónomo ha comenzado a calentar políticamente la cuestión y está dispuesto a aplicar unilateralmente impuestos a los productos que vengan de la CE.

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"Lo de Canarias es un divieso que no se cura", comenta un director general del Ministerio de Asuntos Exteriores, quien explica que, sea cual sea la actitud que se adopte, "los canarios recurrirán al derecho al pataleo y esgrimirán la discriminación y el olvido que provienen de Madrid". Como el tema es un bumerán de política interna, en la Comisión Europea afirman que son los españoles los que han de decidirse. Y en la representacíón española en Bruselas la opinión es que "el actual estatuto puede mejorarse, pero no se pueden pedir imposibles". Imposibles, para el Gobierno central, son las exigencias presentadas a la Comunidad por el Ejecutivo y el Parlamento canarios.El Gobierno español y laCE tienen un problema común con Canarias. El archipiélago dispone de un estatuto especial que lo deja fuera de las principales políticas comunitarias. Los canarios así lo decidieron, pero ahora quieren mejorar a fondo ese régimen, entre otras cosas porque en el futuro sus productos pagarán arancel para ser vendidos en el resto de España, lo cual los dejará en inferioridad de condiciones para competir con extranjeros dentro de su propio país. El contrasentido es tan grande que la Administración central propugna la integración plena, aunque con excepciones, en la CE. Los isleños rechazan de plano esa posibilidad y las cosas se complican porque serádurante la presidencia española de la Comunidad cuando tocará debatir el problema."El estatuto salió a la carta; la Comunidad nos aceptó el 95% de lo que pedimos", afirma uno de los negociadores de la adhesión, "y pareció que todo iba a marchar sobre ruedas". En esa negoclación fácil, plasmada en el artículo 25 y el protocolo 2 del Acta de Adhesión, pesó el síndrome de Groenlandia. Este territorio autónomo de soberanía danesa se integró en el Mercado Común en 1973 y decidió salirse de él nueve años más tarde a través de un referéndum. La CE perdió entonces sólo 50.000 ciudadanos comunitarios, pero quedó privada de más de la mitad de su superficie y cosechó su gran fracaso en la construcción de la unidad europea. No son pocos los que encadenan este hecho a lafórmula laxa que se aprobó para Canarias. El síndrome de Groenlandia ha sido evocado por el actual presidente del Gobierno autónomo de Canarias, Fernando Fernández, del Centro Democrático y Social (CDS), aunque afirma ser partidario de integrarse más y de resolver los problemas. "Pero no se puede evitar", dice, "que surjan cada día nuevas voces que propugnan salirse de la CE, y, desde este punto de vista, la pasividad del Gobierno central es un error político gravísimo".'Zonas de sombra'

Para resolver las zonas de sombra dentro de la Comunidad (Canarias, Ceuta y Melilla, la isla de Madeira y los dominios y territorios de ultramar franceses), la Comisión Europea encargó en mayo de 1987 al Grupo Interservicios la evaluación de informes, entre ellos uno sobre "la eventual modificación del estatuto de Canarias dentro de la Comunidad", elaborado en "conexión con las autoridades nacionales".El Parlamento canario aprobó el pasado 8 de marzo una resolución sobre las adaptaciones necesarias" del estatuto comunitario que el Gobierno de la nación debe negociar. El memorándum fue presentado el 15 de marzo, en Bruselas, por el presidente autónomo, Fernando Fernández, al presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, y al director de Coordinación de la CE, Giuseppe Ciavarini.

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