Engendro

Algún desprevenido, como es el caso de este comentarista, puede meterse en un cine a ver Arthur 2 on the rocks (necio título, propio de un galimatías seudobeodo, que dice involuntariamente mucho acerca del verdadero engendro que encubre) atraído por ganchos como los que ofrece su lujoso reparto. Prevenido queda: que haga caso omiso de esos ganchos que no sólo no enganchan, sino que coquetean y se funden plenamente con el ridículo.

Nombres con renombre

Dudley Moore, Liza Minnelli y Geraldine Fitzgerald son nombres con renombre, más o menos merecido, dentro de las jerarquías genéricas de la llamada comedia americana. Por su parte, John Gielgud es uno de los aristócratas de la escena británica.Uno puede esperar de este reparto de oro al menos una pepita de lo que sus nombres prometen por sí solos. Pues bien, bajo la dirección -es un decir- del veterano Bud Yorkin, esta promesa se queda en estafa, y ni siquiera en eso, sino en una pobre estafilla, forma menor de un engaño cinematográfico que no tiene energía ni desfachatez para serlo enteramente.

Arthur 2 on the rocks, este inexistente filme, merecería el olvido, si uno fuera capaz de recordarlo después de haberlo visto.