"La arquitectura de un centro de arte ha de ser una obra de arte más", afirma Richard Meier
El arquitecto firmó ayer el contrato del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona
J. J. NAVARRO ARISA, El arquitecto norteamericano Richard Meier firmó ayer en el Ayuntamiento de Barcelona el contrato para la realización del proyecto del futuro museo de arte contemporáneo de la ciudad, que se ubicará en los terrenos de la antigua Casa de la Caritat y debe estar terminado antes de 1992. Meier, que visita Barcelona por cuarta vez para el proyecto reveló a este diario que "ahora ya tengo una idea clara de lo que se precisa y de la orientación y materiales del edificio, y el lunes iniciaré el proyecto propiamente dicho, porque un museo así requiere reflexión y yo mismo necesitaba conocer la ciudad y adquirir un sentido de lo que debe ser un edificio como éste". Para Meier, "la arquitectura de un museo de arte contemporáneo ha de ser una obra de arte que exprese nuestro tiempo, como las que contiene".
"Me alegro mucho de haber tenido tiempo de pensar en el proyecto antes de acometerlo", dice Richard Meier, "porque yo soy lento en arrancar, pero una vez he reflexionado lo suficiente avanzo con obstinación hasta completar el trabajo, pero primero necesitaba conocer la ciudad, sus escalas, sus singularidades y, para un proyecto así, la luz, pues todo ello es muy importante".Meier se felicita también por los pasos dados por las instituciones catalanas de cara a la organización interna del museo. "Un museo", opina, "es muchísimo más que un edificio y, a la hora de proyectar éste, importa mucho la estructura interna y la política de colecciones y adquisiciones; la primera vez que vine aquí había sólo una idea y muchas ilusiones, pero nada más, y ahora el museo ya tiene un director, una fundación privada de personas que lo apoyan y un patronato en el que colaboran la ciudad y el. gobierno catalán: la realidad del museo depende de toda esa organización".
El arquitecto detalló algunas de las consideraciones que han presidido su reflexión acerca del proyecto. "Quizá la más importante es la luz", dice, "porque el arte contemporáneo se ve mejor con luz natural y en un museo, donde el tamaño de las obras y la necesidad de superficies de exhibición diversificadas obliga a emplear las paredes, esto significa luz que entra desde arriba. En Barcelona, la luz varía muchísimo según el tiempo que hace y la estación del año; hoy mismo hace sol, pero hay una luz muy difusa. En verano, en cambio, la luz es fuerte y contrastada".
Luz cambiante
"A mí me gustaría", prosigue Meier, "crear espacios en los que estos cambios sean perceptibles, pero que al mismo tiempo protejan los cuadros y otras obras; un sistema de entradas de luz que lleve adentro la luz otoñal o invernal y, en cambio, contenga la luz del verano, pues no se puede hacer que la luz de un museo sea siempre la misma, entre otras cosas, porque cuando los artistas crean sus obras en el estudio, la luz experimenta también variaciones". A partir de esto, Meier es partidario de una construcción "en la que habrá puntos de luz desde arriba, pero con posibilidad de vista a la ciudad, de modo que el visitante siempre sepa dónde se encuentra; la luz no debe ser estática, como en algunos museos clásicos, sino móvil, permeable a la ciudad".
El tamaño y proporciones de los espacios interiores son otra de las preocupaciones de Meier, en cuya experiencia de constructor de museos se cuentan las recientes realizaciones del Kuns thandwerk Muscum de Francfort y las nuevas instalaciones de la Fundación Getty de Los Ángeles. "Una de las cosas que he aprendido de los museos", dice ,les que no hay modo de predecir la afluencia de público a cada exposición, de modo que hay que pensar el espacio para un gran número de visitantes y al mismo tiempo procurar que nadie pueda sentirse abrumado, ni por la multitud ni por el vacío".
El arquitecto ha dedicado muchas horas a reflexionar sobre su nuevo proyecto en el contexto de Barcelona y del barrio donde está situado. "Lo que configura la unidad y el carácter de Barcelona", dice, "es la escala relativamente uniforme de sus edificios, que es lo que la convierte en una ciudad a escala humana a diferencia de otras -como Houston, donde acabo de estar- en donde al lado de una casa de tres pisos puede haber un rascacielos de setenta".
Babelia
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