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CIENCIA

Los científicos no pueden arriesgarse a modificar el patrimonio genético humano, afirma Jean Dausset

El respeto al patrimonio genético del hombre debe constituir la espina dorsal del proyecto de ordenar y clasificar los 100.000 genes que contiene cada célula humana, afirmó ayer el científico francés Jean Dausset, premio Nobel de Medicina, que participa activamente en el Simposio sobre Cooperación internacional para el proyecto del genoma humano que se celebra en Valencia. Los científicos trataron ayer sobre la secuenciación del genoma -que sería la última fase del proyecto-, los ordenadores para llevarlo a cabo y las técnicas de cionación y manipulación del ácido desoxirribonucleico (ADN).

Aunque los problemas éticos y legales del proyecto del genoma humano serán objeto de una de las sesiones de hoy, Jean Dausset, que ha ofrecido su Centro para el Estudio del Polimorfismo Humano para el inicio de este programa en Europa, se pronunció ayer sobre la base ética imprescindible, en su opinión, para estas investigaciones. "No podemos ser aprendices de brujos y manipular el patrimonio genético del hombre, porque no sabemos lo suficiente todavía", afirmó Dausset. En su opinión, conocer a fondo la función y situación de los genes será beneficioso para el ser humano porque permitirá el diagnóstico y posiblemente el tratamiento de las más de 3.000 enfermedades genéticas existentes. Injertar genes en las células de enfermos individuales para su tratamiento o curación es ético, según Dausset, pero no así modificar el contenido genético de las células sexuales (ovocitos o espermatozoides) o de los embriones porque así se modificaría la información genética transmitida a otras generaciones con efectos insospechados.De esta forma, Dausset aprueba el diagnóstico prenatal de enfermedades genéticas, con el fin de que se pueda abortar, pero no la terapia genética dentro del útero de los embriones, por dos razones: "Nuestra ignorancia y la mala utilización política que se puede hacer de ello".

El símil más fácilmente comprensible sobre el proyecto de conocer el orden y función de los aproximadamente 100.000 genes que constituyen el patrimonio genético del hombre -que se transmite de generación en generación y determina las características de cada persona- es el de los libros. El genoma humano sería equivalente a una biblioteca de 1.000 volúmenes. Cada volumen tendría 1.000 páginas y cada página 3.000 caracteres. Las letras del libro serían solo cuatro, correspondientes a los cuatro ácidos nucleicos que constituyen el ADN, repetidas en pares en infinitas combinaciones a lo largo de todos los volúmenes.

Sin embargo, el ADN de cada individuo es distinto, aunque sea muy ligeramente, al de los demás, lo que permite su creciente utilización por la policía y los forenses con fines de identificación, explicó Lowell Tilzer, de la Universidad de Kansas. Tilzer, que colabora con la justicia en casos de asesinato o violación, y también para determinar la paternidad, explicó que el ADN de un individuo, obtenido de una muestra de sangre, piel o cabello, por ejemplo, permite su identificación con una seguridad que en un futuro próximo será de un 100%. "El análisis de ADN puede distinguir a una persona entre 5.000 millones", explicó Tilzer, que señaló que en Estados Unidos el juez puede establecer la obligación de un sospechoso de someterse a este examen. El instrumental necesario es sencillo, el básico de cualquier laboratorio de biología molecular o análisis clínicos.

El ADN pasará probablemente a sustituir así a las huellas digitales, y los expertos han señalado el peligro de que los actuales bancos de datos de ADN sean utilizados por los Gobiernos o por otras instancias para fines de control de los ciudadanos. Tilzer admitió la existencia del peligro de utilizar estos datos de forma incorrecta pero afirmó que los propios Gobiernos deben establecer controles para impedirlo.

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