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Entrevista:

"Hay que sustituir subsidio de paro por formacion profesional"

Declaraciones de Manuel Marmi, vicepresidente de la Comisión Europea

En el umbral de los 39 años -los cumplirá en octubre-, este hombre que condujo con éxito la negociación para el ingreso de España en la CE y que en enero renovará su cargo de comisario confiesa que está tan acostumbrado a trabajar bajo instrucciones del Gobierno que no puede dar rienda a preferencias personales. Cuando se le pregunta si su próxima cartera puede ser la de control del presupuesto y del personal de la CE, Manuel Marín responde que no acepta entrar en el juego de las especulaciones.Pregunta. La CE acaba de lanzar su programa de dimensión social, ¿qué derechos mínimos van a tener garantizados los trabajadores ante la creación del mercado único europeo?

Respuesta. El contenido mínimo no está definido. Lo que se plantea es la necesidad de llegar a un sistema social parecido en los países de la CE, pero en ningún caso el documento fija un fin determinado porque eso nos conduciría a un bloqueo inmediato. Es un plan de trabajo para definir los problemas y las acciones a llevar a cabo. Las soluciones se adoptarán en un proceso que va a depender del desarrollo del mercado único.

P. ¿Es, por tanto, un documento de equilibrio entre los doce?

R. Es verdad. Las reuniones que he mantenido con los sindicatos y la patronal reflejan la disparidad de posiciones. Entre los representantes sindicales, los más diplomáticos estiman que es un documento tardío; los menos diplomáticos, que es débil, y los más directos nos,echan en cara que es un documento malísimo. Por parte de los empresarios se señala que es un documento burocrático, dirigista y que no tiene en cuenta las necesidades actuales de la economía. Son posiciones iniciales que responden a la defensa de intereses ideológicos y económicos muy concretos.

Consenso político

P. ¿Cuál es el objetivo?R. Lo que me interesa señalar es que el mercado interior y la política social no son antagónicos. El mercado interior no se hace para que la gente viva peor, eso sería una política abocada al fracaso. Si tiene sentido esta dimensión'social es porque va a mejorar las condiciones de vida y de trabajo.

P. ¿Para qué puede servir la declaración sobre el espacio social que los ministros de Trabajo de Grecia, España y Francia piensan someter a sus homólogos comunitarios?

R. Esta primera reacción, si la he interpretado bien, va dirigida a lograr un consenso político entre los Estados miembros, teniendo claro que en la CE no caben los liberalismos manchesterianos de hace décadas y que no se van a producir desregulaciones salvajes. De la misma manera que desde los sindicatos se tiene que admitir que ciertas rigideces tienen que flexibilizarse.

P. ¿Qué puede suponer para la CE el que durante año y medio se sucedan en su presidencia tres Gobiernos socialistas?

R. Ha quedado claro que sería un error que estas tres presidencias socialistas se pusieran de acuerdo en un determinado modelo social para que luego vinieran las otras a cambiarlo y lo hiciesen fracasar. El programa de trabajo aprobado en la reciente reunión de Atenas se ha aceptado con el consenso y la unanimidad de los doce.

P. Da la impresión de que, a diferencia de lo que pasa con el mercado único, falta voluntad política para legislar en materia social.

R. También la hay. Se va a legislar mucho de aquí hasta el año 1992. Una de las partes fundamentales del programa, además de la cohesión social y de la lucha contra el paro, es recuperar la libertad de circulación de los trabajadores. En 1992 esa movilidad va a ser total, esó es inevitable.

P. ¿Estará un español en igualdad de oportunidades a la hora de competir para buscar trabajo en París o Amsterdam?

R. Hay dos puntos absolutamente capitales que van a definir al europeo capaz de sobrevivir en el mercado interior: la educación y la formación profesional. Será necesario introducir idiomas desde la enseñanza primaria para luchar contra este talón de Aquiles de la movilidad europea. Lo mismo sucede con la formación profesional y el país que mejore y amplíe la enseñanza técnica lo pasará mal. Ya se comprende en todas partes. Los suecos, que están fuera de la Comunidad Europea, nos han venido a consultar sobre el nuevo sistema dual que piensan implantar en las escuelas profesionales e institutos de bachillerato. El plan contempla que en el tercer año la parte de la enseñanza dada en el lugar de trabajo equivalga al 60% del total del tiempo de estudio.

P. ¿Tienen motivos los daneses o alemanes para tener miedo de que se vayan a rebajar sus derechos?

R. La sociedad democrática no va a tolerar ningún recorte en el modelo social europeo. ¿Quién votaría a un político del norte que propusiera vivir a nivel griego? Observo que la legislación social ha sido siempre conservada. El Gobierno de Margaret Thatcher puede, por ejemplo, que haya destrozado los sindicatos pero ha respetado el sistema social establecido por los laboristas. Es absurdo creer que sus empresas van a emigrar de países del norte a otros con menores costes sociales. Si fuera así, España ya sería uno de los países más competitivos de la CE. Tales migraciones sólo pueden producirse en sectores marginales que necesiten mucha mano de obra, de los que cada vez quedan menos en Europa.

P. En la otra punta de la geograflia europea, ¿no resultarán los trabajadores portugueses, griegos y españoles muy desfavorecidos socialmente con relación a sus compañeros del norte?

R. Habrá igualdad de derechos sociales, pero habrá diferencia de grado y, por supuesto, de salarios. Si dentro de 15 o 20 años los españoles se acercan a una renta per capita de 10.000 dólares en lugar de 5.000 presumiblemente querrán tener el sistema de protección danés y no al contrario. Pero ser como un alemán no puede conseguirse en 24 horas. Los comentarios que se producen en España me dejan perplejo: pagamos un montón de impuestos, dicen -cosa que es falsa-, y tenemos servicios africanos. No se dan cuenta que en los países europeos más adelantados para tener estas autopistas, hospitales y aeropuertos han estado 20 años pagando impuestos y los han rentabilizado a largo plazo.

P. ¿Cómo acabar con el paro?

R. Hoy por hoy no es posible recuperar las políticas de pleno empleo de los años sesenta. El paro va a durar todavía bastantes años y a este grave problema no hay otra respuesta que las políticas solidarias, del Estado y de los ciudadanos que tienen empleo.

P. ¿Empieza esa solidaridad por el traba . ador en activo que debe aceptar la llamada flexibilidad laboral?

R. Los trabajadores tienen que aceptar una revisión de lo que hasta ahora se consideraba como ciertos derechos adquiridos conseguidos en una situación económica muy distinta. Pero la flexibilidad no va a alterar, de una manera fundamental los sistemas de protección social existentes. De todas formas, la polémica sobre la flexibilidad parece un poco absurda cuando los Estados miembros están comunicando desde hace años a la Comunidad Europea cifras de medio millón y más de empleos flexibles.

P. ¿Cree que va a ser fácil que alguien renuncie a algo?

R. Mi batalla con la gente de los países del norte está siendo muy dificil. El que resultará primero aventajado en este tipo de situación será el señor del norte, que con sus condiciones particulares sí podrá vivir en el sur, pero no a la inversa.

Ir más lejos

P. Si de usted dependiera, ¿hubiera ido más lejos en el programa de la Comisión Europea y hasta dónde?R. Naturalmente que sí. Es muy difícil precisar, pero hubiera suprimido el actúal subsidio social. El propio programa plantea sustituir subsidio de paro por formación profesional. Yo lo que hubiera dicho es: al que está en paro le garantizo tres años de enseñanza técnica con una formación de 1.500 horas al año y se acabó.

¿Cómo se va acabar en Bélgica con el 8% de desempleo si un matrimonio en el que los dos trabajaban puede acumular el subsidio por tiempo indefinido? Prefieren ser parados toda su vida. Y encima pueden irse de vacaciones a Alicante porque 20 días, con avión incluido, cuestan 70.000 pesetas por persona. Hay que acabar con un sistema en el que se puede vivir del aire y en el que el parado es, además, una persona que sufre porque se queda al margen del circuito de trabajo y se descualifica. Y en la Comunidad tenemos 16 millones de parados.

P. ¿Cómo reciclar a los mayores de 50 años?

R. Desgraciadamente, las estadísticas demuestran que estos parados, cuando son de larga duración, están fuera del mercado de trabajo. Para ellos sólo cabe una solución de asistencia, de cobertura social.

Presión, a la caldera

Pregunta. ¿Puede ser la emigración dentro de la Comunidad una válvula de escape al desempleo?Respuesta. No. se van a producir las emigraciones masivas de hace 25 años. Se han acabado. Pero va a haber una emigración selectiva, sustentada en la capacitación profesional. Los índices demográficos negativos de algunos países, como Alemania Federal, pueden resultar a medio plazo un factor de equilibrio social para los países del sur en los que todavía Aumenta la población.

P. Cambiando de tercio, ¿qué opina de la marcha de España dentro de la CE?

R. Pues que hay que poner más presión a la caldera. El tiempo corre y el objetivo del año 1992 no espera. Hemos pasado la fase de rodaje, pero ahora hay que aumentar las revoluciones del motor. Creo que no termina de calar la necesidad de que se produzca el cambio necesario. Me sorprende sobre todo la capacidad de enzarzarse en querellas inútiles. El presidente Felipe González lo definió muy bien cuando dijo que existen cuellos de botella a docenas, en la Administración, en el sistema financiero, en el poder político, en el sindical, etcétera.

P. ¿Le preocupa el próximo semestre de presidencia española?

R. Estoy convencido que se va a hacer con dignidad, pero no me gusta hablar de este tema. Porque estoy hasta el gorro de que como comisario, digamos socialista, y por tanto afin al Gobierno se me confronte constántemente con los ministros, particularmente con el de Agricultura, Carlos Romero. Hay como una especie de paranoia organizada en algunos medios de comunicación. Digo e insisto que las relaciones son estupendas.

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