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El Gobierno frenará el gasto público hasta 1992, a la vez que afronta las demandas sociales

El Gobierno acometerá en las próximas semanas, al estudiar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 1989, toda una reestructuración del gasto público que alcanzará hasta 1992. La anunciada meta de suprimir eldéficit a costa de subir la presión fiscal global deja menos márgenes para encontrar otros recursos adicionales. De ahí el propósito de que el gasto estatal vaya a crecer en términos reales durante los próximos cuatro años sólo en un 0,9% del producto interior bruto (PIB),mientras que los impuestos absorberán otro 4% del PIB. Así, los esfuerzos en pensiones, infraestructuras, Educación, Sanidad y Justicia serán compensados por recortes en áreas como la protección al paro, los intereses de la deuda pública y la política industrial.

Como guía y marco de referencia del baile de números al que suelen ser sometidos los proyectos de presupuestos del Estado antes de su aprobación, en esta ocasión el Gobierno cuenta con unos escenarios macroeconómicos y presupuestarios para el próximo cuatrienio. Los documentos, que quizá serán remitidos junto a los textos del proyecto presupuestario para 1989 hasta el Parlamento a finales del presente mes, están por ahora destinados a centrar las discusiones en 19 programas de gasto, con la vista puesta en finales de 1992, meta de numerosos planes ministeriales.Del Escenario macroeconómico y presupuestario 1988-1992 repartido a los ministros por el de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, se desprende que la presión fiscal ejercida por los impuestos y cotizaciones sociales pasará desde el 28,52% en el presente año hasta el 32,8% en 1992. Los 4,2 puntos resultados -indicadores de que Estado y Seguridad Social absorberán en 1992 de forma coactiva otras 4,2 de cada 100 pesetas del valor añadido producido anualmente por el conjunto de la economía- contrastan con el incremento de sólo 0,9 puntos del PIB previsto para el gasto de esas mismas administraciones centrales.

Programa de gasto

En efecto, los gastos programados apenas pasarán desde el 35,5% del PIB previsto para el presente ejercicio hasta el 36,4%,o en 1992, según los repartos que aparecen en los cuadros adjuntos. Un avance como el proyectado para los cuatro próximos años, e incluso algo superior, se ha registrado en los dos últimos ejercicios. El gasto público del Estado y la Seguridad Social, después del freno a que fue sometido en el trienio anterior, creció 0,2 puntos del PIB en 1986 y parece que aumentará otros 0,7 en el presente año. Si se cuenta a las corporaciones locales y comunidades autónomas el freno empezó en 1987, después de haber alcanzado un máximo del 42% del PIB.

La reestructuración del gasto trata de compatibilizar la citada contención con las prioridades impuestas por los compromisos adquiridos o de las demandas sociales. De ahí que algunas partidas vayan a registrar reducciones en términos reales hasta 1992. Éstas serán principalmente protección al desempleo y prestaciones sociales distintas a las pensiones (0,4 puntos de PIB de descenso), los costes de la deuda pública (otros 0,3 puntos menos) y la política industrial (0,7 puntos de PIB menos).

Los recursos ahorrados en estos frentes serán asignados, junto con una cuarta parte de la mayor presión fiseal (el resto irá a suprimir el déficit público), a atender los compromisos o demandas sociales que se juzgan prioritarios para el futuro.

En concreto, tales recursos se utilizarán para promover las infraestructuras (0,5 más del PIB al cabo de los cuatro años), los servicios sociales (Sanidad ganará 0,2 puntos y "7ducación 0,4), la justicia (0,2), a promoción de empleo (otros ),2 puntos) y las pensiones (0,6 más de PIB y, por tanto, la partida que registrará un mayor avance absoluto).

Seguirán estabilizadas en su actual volumen de gasto respecto al PIB -lo cual significa que en pesetas de cada año crecerán lo mismo que la suma del 3% en los precios al consumo y el 4% de crecimiento real de la actividad económica- la Defensa, la seguridad ciudadana, y la vivienda Las tasas de incremento previstas en pesetas de cada año para cada uno de los 19 programas de gasto pueden ser observadas en el cuadro adjunto.

El mayor aumento continuado corresponderá a los pagos a la Comunidad Europea (CE), a un ritmo que oscilará entre el 29,6% previsto para 1989 y el 14,3% de 1992, aunque tales transferencias luego las redistribuye Bruselas y revierten de alguna forma en los demás programas. Del resto, para los gastos en infraestructuras se prevé el año próximo un 35,7% de aumento, que se desacelerá durante los ejercicios siguientes, al igual que ocurrirá con las demás prioridades con la excepción de Justicia y Educación, capítulos donde el Incremento previsto para el año prÓximo será inferior al aprobado de cara al presente ejercicio, si bien a partir de 1990 volverán a incrementarse sus respectivas tasas de expansión del gasto.

Por funciones de gasto, las ariteriores orientaciones se plasmarán en el claro protagonismo de las inversiories reales, que crecerán para el conjunto de las administraciones públicas centrales cerca del 23%, durante el próximo año (si se considera sólo el Estado, el incremento sería del 38%), un 16,4% el siguiente y más del 1001 en los posteriores.

En el extremo opuesto, los gastos financieros pasarán de crecer un 15,1% en 1989 a disminuir el 4,3% en 1992. Los gastos de personal aumentarían entre un 8,8% en 1989 y el 6,8% de 1991 y seguirían siendo la segunda partida en importacia después de las transferencias corrientes (seguridad social, desempleo, autonomías).

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