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Escuela de igualdad

Un folleto de Educación explica cómo eliminar los estereotipos sexistas en los libros de texto

"Pérez tenía un hermano. El hermano de Pérez murió. Sin embargo, el hombre que murió nunca tuvo un hermano". El acertijo trata de mostrar la ocultación de lo femenino en el lenguaje, una de las preocupaciones de los responsables del Plan de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres, gestionado al alimón entre el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) y el Instituto de la Mujer. Uno de los primeros frutos de ese plan ha sido el folleto Recomendaciones para el uso no sexista de la lengua, dirigido a editoriales de libros de texto, autores y enseñantes.

Verdulero es un hombre que vende verduras; verdulera, una mujer maleducada. Hombre público es un hombre que se dedica a tareas públicas; mujer pública es una prostituta. El prójimo es cualquier persona respecto a otra; prójima, una mujer de dudosa conducta."El lenguaje refleja una realidad predeterminada para los sexos en la que, a menudo, lo femenino es peyorativo o queda oculto", dice Isabel Romero, coordinadora del plan por parte del MEC y representante española en el Programa de Igualdad de Oportunidades de la Comunidad Europea; el programa comunitario coordina las políticas de los países miembros que, según una resolución de junio de 1985, deben adoptar medidas para eliminar los estereotipos sexistas del material didáctico.

Derechos del hombre

Expresiones como "los derechos del hombre", "el trabajo del hombre" o "el cuerpo del hombre", que aparecen constantemente en los libros de texto, hacen que los redactores de las Recomendaciones para el uso no sexista de la lengua se pregunten: %No identificamos automáticamente el concepto 'hombre' al de varón, quedando excluido el de mujer?".El folleto denuncia tres aspectos: la desigualdad numérica entre hombres y mujeres citados, la adjudicación de diferentes funciones según el sexo (lo que se refuerza enormemente en las ilustraciones) y el uso excesivo del masculino genérico para designar también a lo femenino.

En esa línea se hacen, por un lado, propuestas a quienes producen o manejan material didáctico para modificar los estereotipos, y por otro se dan listas de palabras o frases que se deben evitar y otras que se recomiendan.

En la primera parte se advierte que ninguno de los dos sexos debe aparecer como superior ni inferior al otro; que no se sugerirá nunca que los oficios son incompatibles con la femineidad o la masculinidad; que no se ha de dar por sentado que las mujeres tienen como objetivo único el matrimonio y los hijos; que no serán presentadas exclusivamente por sus atributos físicos, ni los hombres sólo por su profesión o inteligencia; que cuando aparezcan padres y madres trabajando ambos compartan la educación de los hijos y las tareas domésticas.

En la enseñanza de las ciencias humanas se aconseja que se explique el papel de las mujeres en cada civilización, y su importancia para el sosténimiento de la economía y la especie.

La segunda parte recomienda palabras o frases en sustitución de otras: la humanidad, los derechos humanos y la gente de la calle por el hombre, los derechos del hombre y el hombre de la calle; profesorado y alumnado sustituyen a profesor y alumno, y las frases donde se cita a las mujeres como categoría aparte: "estudiantes, mujeres, desocupados, jubilados" se convierten en "hombres y mujeres estudiantes, desocupadas, jubiladas" o bien "mujeres y hombres estudiantes, desocupados, jubilados". El próximo paso del Plan de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres es un seminario de orientación profesional no discriminatoria con 60 profesores de bachillerato, a celebrar en octubre."En la parte teórica", dice Romero, "se analizarán entre otros los trabajos de Marina Subirats, dos años de investigaciones filmadas, que muestran, por ejemplo, cómo los maestros se dirigen mucho más a los niños que a las niñas en clase de matemáticas. Luego se harán grupos para discutir sobre ello. Son hábitos inconscientes", apunta Romero, "teóricamente nadie discrimina".

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