España carece de un plan de emergencia ante la caída de un satélite soviético
España no está preparada para la posibilidad de que fragmentos de algún satélite errante caigan sobre su territorio. Esto es al menos lo que se desprende del hecho de que ningún organismo oficial admita tener dispositivos de emergencia previstos ante la caída a la Tierra de un saltélite soviético en las próximas semanas. Esta situación contrasta con la de países vecinos como Francia y la República Federal de Alemania (RFA), que han formado un comité conjunto de crisis ante la posible caída de material del satélite Cosmos 1900.
La oficina del primer ministro francés ha, anunciado que se encuentra preparada una flotilla de helicópteros equipada para la eventual retirada del material procedente -del satélite Cgsmos 1900 que tiene un pequeño reactor nuclear de 50 kilogramos de peso.En España la decisión de participar en un comité de crisis tendría que partir de Presidencia del Gobierno, y no se ha producido, según ha podido saber este periódico. El Ministerio de Defensa no ha tomado ninguna medida y la Dirección General de Protección Civil se ha limitado por el momento a mantener contactos informales con el Iri.stituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) para pedir datos sobre la trayectoria del satélite a través de la agencia. espacial norteamericana NASA. El Consejo de Seguridad Nuclear, por su parte, mantiene contactos puramerite infórmativos, hasta el momento, con su homólogo francés. En general, la Impresión es que el hecho se considera derríasiado improbable como para tomar medidas concretas.
Walter Flury, alemán, experto del centro ESOC de la Agencia Espacial Europea (ESA), donde se centiraliza el seguimiento del satélite, ha señalZLdo a este periódico que la posibilidad de que el Cosmos 1900 ca¡ga sobre E uropa es imposible de concretar, por lo que resulta absurdo decir que va a caer sobre Francia o la RFA y no sobre otros países europeos. "El satélite va perdiendo altura progresivamente. Si sigue al mismo ritmo que ahora, caerá a la Tierra a primeros de octubre, pero si empieza a dar tumbos puede hacerlo mucho antes. La zona probable de caída, si no funcionan los mecanismos de emergencia que impiden que algún trozo llegue a la Tierra, no podrá predecirse hasta un día antes. Por ahora sólo podemos decir que puede caer en cualquier sitio entre los 65 grados Norte y los 65 grados Sur, lo que abarca práctícamente todo el mundo habitado, desde Groenlandia hasta más abajo del extremo sur de África y de América".
De igual opinión es Luis Ruiz de Gopegui, que dirige las estaciones de seguimiento del INTA, en colaboración con la NASA. "La zona de caída no se podrá saber hasta muy pocas horas antes y la probabilidad de que caiga algún fragmento sobre una zona habitada es muy pequeña, dado que el 70% de la superficie terrestre es agua". Sin embargo, este especialista piensa, al igual que Flury, que debería existir un dispositivo de emergencia para el caso de que fuera preciso retirar material nuclear antes de que pudieran resultar contaminadas las personas.
El seguimiento real del satélite lo pueden realizar de hecho los soviéticos (que no hai dado ningún dato desde que admitieran en mayo pasado que el satélite había escapado a su control) y los norteamericanos (a través de su red de radar Noradi. Las estaciones de seguimiento de satélites no sirven en su mayor parte para este fin y ESA lo que hace es realizar el análisis a partir de los datos suministrados por el Norad y una estación de radar situada en la RFA.
Otros accidentes
En 1978 cayeron sobre aria zona desértica de Canadá fragmentos de un satélite soviético -entre ellos, algunos altamente radiactivos- y en 1983 los fragmentos procedentes de otro satéfite soviético cayeron en el océano Indico. La caída del laboratorio norteamerícano Skylab en 1979, provocó menos alarma ya que no existía peligro nuclear. El primer secretario de la Embajada soviética en la capital de la RFA declaró el pasado viernes que cuando el satélite llegue a los 120 kilómetros de altura, un mecanismo automático enviará el reactor a una órbita estable a 800 kilómetros de altura.
Si este mecanismo fallara se desprendería el reactor nuclear y éste, al verse privado del escudo protector que supone el resto del satélite, se quemaría y destruiría totalmente en la reentrada atmosférica. Sin embargo, los especialistas occidentales no descartan la reentrada del satélite entero, lo que implicaría la llegada de fragmentos radiactivos a la Tierra.
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