LA LIDIA / EL ESCORIAL Los toros desconcertantes
Una nueva modalidad de toros saltan con frecuencia a la arena en estos tiempos posmodernos, los toros desconcertantes. Son animales cuyo comportamiento nada tiene que ver con el de los de su raza. Lo mismo galopan que se pegan trompazos morrocotudos. Van a los engaños con docilidad o súbitamente tiran gañafones al bulto de luces que los desafía. Embisten en línea recta o de repente describen, cual borrachos, inesperadas líneas en zig-zag. Dormitan con dulzura o corcovean con descaro. ¿Se han ido la noche anterior de farra y copetines? ¿Se han metido para el cuerpo unos porros? ¿Son adictos a las drogas duras, voluntaria o involuntariamente? Dado el abandono en que la autoridad tiene a la fiesta, habrá que remedar a Bob Dylan: la respuesta está en el viento.Dos de estos entes atípicos y hoy cada vez más frecuentes bureles se lidiaron ayer. Sean las que fueren las causas de su desconcierto, el caso es que hubo sobredosis y quedaron peligrosos para sus matadores, Manili y Litri. Ambos salvaron la papeleta con entrega, arrojo y profesionalidad, como en sus anteriores enemigos, aunque fallaron a espadas. En cambio, un desangelado Camino, frío y ventajista, acertó con la tizona. Y por si el ejemplo de los toros desconcertantes no bastara, vaya otro de la inmunidad con que mangonean muchos taurinos profesionales: cuatro toros eran sospechosísimos de pitones y dos convictos y confesos de visita barberil.
Algarra / Manili, Litri, Camino
Cinco toros de Luis Algarra, y uno, sexto, de Carlos Núñez, que sustituía a otro de la misma divisa devuelto por cojo, bien presentados, inválidos y mansotes. Manili: vuelta al ruedo; ovación. Litri: ovación tras un aviso; ovación. Rafi Camino: ovación; palmas. Plaza de San Lorenzo del Escorial, 12 de agosto. Segunda corrida de feria.
Babelia
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