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Pasado, presente y futuro del BEI en España

El Banco Europeo de Inversiones (BEI), uno de los principales instrumentos comunitarios de financiación institucional, espera incrementar su actividad en España en un 43% en este año. El autor, alto responsable del BEI, analiza las previsiones que esta entidad tiene para nuestro país en el futuro.

Tras la firma, durante el presente mes de julio, de cinco préstamos por un importe cercano a los 210 millones de ECU (unos 29.000 millones de pesetas), la financiación concedida en España por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) a lo largo de los siete primeros meses de este año asciende a cerca de 390 millones de ECU (más de 54.000 millones de pesetas). De esta última cifra, un 41% está destinado a financiar inversiones en infraestructura; un 38%, a inversiones de la pequeña y mediana empresa, y el 21 % restante a proyectos industriales de mayor dimensión. Por lo que se refiere a los contratos firmados en julio, dos corresponden a sendos préstamos globales con el Banco de Crédito Agrícola y el Banco Hipotecarlo de España, otro fue concedido a Telettra Española, SA para la modernización de sus instalaciones, y los dos más recientes tuvieron por beneficiarios la comunidad autónoma de Canarias y la Diputación Foral de Vizcaya para la realización de diferentes obras de infraestructura.Si nuestras previsiones se cumplen, el BEI firmará en España durante 1988 préstamos por un valor cercano a los 1.000 millones de ECU (unos 140.000 millones de pesetas). Esta cifra representa un incremento del 43% sobre nuestra actividad en 1987, y del 150% sobre la de 1986. De alcanzarse, significaría la consolidación de España dentro del grupo de países -hasta ahora constituido por Francia y el Reino Unido- que se sitúan inmediatamente detrás de Italia como utilizadores de los recursos del Banco Europeo de Inversiones.

Conseguir dicho resultado, no exento de dificultades, constituiría para el BEI una realización importante por dos razones. De un lado, por haberse alcanzado esa cota en un plazo relativamente corto de tiempo, y en segundo lugar por haberse llevado a cabo sin el apoyo de lo que en la jerga comunitaria se conoce como estructuras de acogida. Dicho eufemismo sirve para designar la cobertura del riesgo de cambio y la garantía que algunos Estados de la Comunidad han venido otorgando a los préstamos del BEI en determinadas áreas geográficas. Estos beneficios, que facilitan mucho la tarea del banco, han desempeñado un papel importante en el desarrollo de zonas atrasadas como el Mediodía italiano, donde los préstamos del BEI durante el período 1983-1987 representaron cerca del 6% de la formación bruta de capital.

Condiciones de mercado

Las autoridades españolas han considerado más oportuno que el BEI opere en España bajo condiciones de mercado junto a las demás instituciones financieras. Los criterios determinantes de dicha decisión han orientado más tarde a otros Gobiernos de la Comunidad a adoptar una actitud semejante, y aunque hacen nuestra labor más complicada, son plenamente aceptados y están asumidos por el banco. Pero ello nos llevó, tras la entrada de España en la Comunidad Europea, a fijarnos como primer objetivo la búsqueda de nuestro propio espacio dentro del panorama financiero español. Y sin ánimo de petulancia creo que puede decirse, por las cifras que he citado al comienzo de este artículo, que vamos por el camino adecuado.

Pero con ser importante pasar de un volumen de financiación de 68.000 millones de pesetas entre 1981 y 1985 a más de 209.000 millones de pesetas en los poco más de dos años y medio siguientes, yo destacaría como más meritorio de nuestra actividad sus aspectos cualitativos. En efecto, en ese propósito de buscar su espacio al que antes me refería, el BEI ha orientado su actuación en un triple sentido:

1. En primer lugar, consolidar y ampliar la colaboración financiera con las instituciones públicas españolas, que se inició en 1981 a través de los acuerdos de preadhesión. El carácter de dichos acuerdos, que establecían unas cuotas de financiación para unos períodos concretos, determinaba un modelo de relación del BEI con España que giraba básicamente en torno a la Administración central. A ello se debe que en el período 1981-1985 el BEI sólo firmase un préstamo con una comunidad autónoma: la Junta de Andalucía.

Durante el primer año de España como miembro de pleno derecho de la Comunidad -circunstancia que significó la desaparición de las limitaciones en términos de volumen-, el BEI dedicó buena parte de sus esfuerzos a consolidar y estructurar, con una nueva óptica, sus relaciones con la Administración central. A partir de 1987, una vez definido el modelo de financiación de las comunidades autónomas, el BEI inició una etapa de acercamiento a las autonomías, así como a los organismos y entidades de carácter regional y municipal. El propósito de esta tarea, que todavía continúa, es divulgar las posibilidades, las condiciones y los canales de obtención de nuestros fondos. Nuestra pretensión última es en definitiva que dichas entidades puedan elaborar sus planes de inversión sabiendo que cuentan con una capacidad financiera adicional, sustantiva y segura.

Esta campaña ha tenido un eco más que aceptable en las comunidades autónomas. Cada día es mayor el número de ellas que empieza a considerar la inclusión regular en sus presupuestos de los recursos a medio y largo plazo del BEI como fuente de financiación estable para aquellos proyectos de inversión que se acomoden a nuestros criterios de elegibilidad.

Pero además de ésta existe otra forma de colaboración entre las comunidades autónomas y el BEI que se ha venido mostrando muy eficaz donde se ha establecido. Me refiero a la inclusión del Banco Europeo dentro de los acuerdos firmados por las comunidades autónomas con las instituciones financieras residentes para el fomento del desarrollo regional y/o al establecimiento de convenios ad hoc para subvencionar los tipos de interés de los préstamos del BEI a las pequeñas y medianas empresas (pyme). Lo que me lleva a describir la segunda de las tres orientaciones a que antes me refería.

2. Una de las preocupaciones generales del BEI es facilitar fondos a las pyme. La estructura organizativa del banco y su distancia de los mercados locales no le permiten, sin embargo, realizar esta función directamente, y ha de recurrir al apoyo de las instituciones bancarias residentes. Éstas se encargan de canalizar hacia las pyme los fondos del BEI o del Nuevo Instrumento Comunitario (NIC) mediante la fórmula de los préstamos globales. Un préstamo global no es otra cosa que una línea de crédito sui generis abierta a determinadas instituciones financieras residentes para la financiación de proyectos de pequeña dimensión con los mismos criterios del Banco Europeo. Este último aspecto es de una gran importancia para el BEI, que controla el destino final de los fondos y las condiciones en que se represtan.

Apoyo a las 'pyme'

En la tarea de apoyo a las pyme desarrollada por el BEI en España cabe también distinguir entre la etapa anterior y la posterior al 1 de enero de 1986. Durante la primera, el BEI únicamente concertó préstamos globales con la banca pública, actuación que venía justificada por el carácter de los acuerdos de preadhesión y la naturaleza similar de ambas instituciones. La desaparición de las cuotas y nuestro deseo de ampliar la gama de intermediadores financieros, para alcanzar el mayor número de pyme en el menor tiempo posible, nos decidieron, a partir del ingreso de España en la Comunidad Europea, a abrir nuestras posibilidades operativas a las instituciones financieras privadas.

Como resultado de esa decisión, a mediados de 1987 el BEI había concertado o se encontraba negociando 17 préstamos globales, lo que suponía poner a disposición de la economía española más de 80.000 millones de pesetas. Entre las instituciones implicadas en estos préstamos globales se encontraban naturalmente los cuatro bancos públicos, que en conjunto siguen siendo el principal colaborador del BEI. Y debo destacar que uno de dichos préstamos globales ha sido renovado en julio, porque pone en evidencia que la estrategia de apertura a la banca privada no ha ido en detrimento de nuestras relaciones con la banca pública, sino en favor de los beneficiarios finales, las pyme, que disponen ahora de una red más amplia de acceso a nuestros fondos. Gracias a ella, nuestro producto financiero, que en cierto modo representa una novedad en España, se ha acercado a los beneficiarios finales y se ha difundido con mayor rapidez y de modo diversificado. Este deseo de diversificación queda reflejado por el hecho de que, junto a la banca pública y los siete grandes bancos, el BEI ha concertado préstamos globales con tres entidades de leasing, un banco de dimensión media y una caja de ahorros, y está pendiente de formalizar otro en breve con un instituto regional de desarrollo.

Compás de espera

El volumen relativamente alto de lo concertado o por concertar a mediados del pasado año aconsejaba, sin embargo, establecer un compás de espera para analizar la respuesta del mercado. Como tuve ocasión de explicar en enero de este año en mi ponencia en las Cuartas Jornadas Internacionales de Cajas de Ahorro, en este proceso de apertura a la banca privada el BEI había venido atendiendo a las solicitudes que se le presentaban de acuerdo con el adagio latino prior tempore postior iure. La realización de los deseos de algunas cajas de ahorro que querían colaborar con el BEI hubo de verse aplazada, por tanto, hasta el momento en que dispusiésemos de mayor información sobre la acogida de nuestro producto por las pyme. Los resultados satisfactorios que se están derivando de nuestra experiencia sobre este particular, así como la constatación de que las cajas de ahorro españolas pueden ser un vehículo muy adecuado de nuestros fondos, nos permiten contemplar ahora de forma positiva la negociación de un préstamo global con dichas entidades. Y siguiendo un modelo utilizado en otros países miembros, en un primer estadio dicha operación podría estar dirigida y centralizada por la Confederación Española de Cajas de Ahorros, con la que ya se han iniciado contactos más que tentativos. La experiencia posterior nos indicará si al tiempo que se mantiene el modelo inicial para la mayoría conviene también establecer relaciones directas con determinadas cajas de ahorro.

3. El tercer y último frente de la actividad del BEI en España ha sido la financiación directa de grandes proyectos industriales y de infraestructura, emprendidos tanto por las empresas públicas como privadas. Para cubrir este campo, el banco ha realizado una activa promoción directa de nuestras posibilidades de actuación, cuyos resultados nos han permitido incluir en nuestra cartera, junto a clientes tradicionales como Renfe, a Telettra, por segundo año consecutivo, y a Mercedes, por limitarme a las operaciones concertadas entre enero y julio de 1988. Hay que destacar en este sentido que el apoyo activo del BEI a los grandes proyectos de inversión no se realiza en competencia con otras instituciones bancarias, sino de forma complementaria. Y en este aspecto puede servir de ejemplo, entre otros, la financiación de los futuros colectores de la Villa Olímpica de Barcelona, que será facilitada en colaboración con el Banco de Crédito Local.

Resumen

A modo de resumen quisiera señalar por último que la labor de establecimiento de las bases para conseguir una contribución estable del BEI a la economía española es algo que requiere tiempo y que debe estar presidida por la prudencia y el espíritu analítico. Tras el ingreso de España en la Comunidad Europea, el BEI emprendió una campaña de divulgación de sus posibilidades de actuación. Y de una forma casi paralela, la realización de esta campaña hubo de verse acompañada del establecimiento de los canales adecuados para hacer llegar nuestros fondos a los beneficiarios finales. Sin que se pueda decir que esta doble tarea haya terminado, creo que se ha recorrido una buena parte del camino.

El BEl no tiene ánimo de lucro ni persigue el logro de una determinada cuota de mercado. Su propósito es cubrir los objetivos establecidos en el artículo 130 del Tratado de Roma, en cuyos apartados b) y c) se señala la naturaleza complementaria de su actividad prestamista. En esta línea, el BEI se ha esforzado y se esfuerza en poner a disposición de la economía española su notable capacidad de captación de fondos y los beneficios derivados de su condición de prestatario de primer orden (triple A), para contribuir y fomentar el desarrollo económico español. Como ha sucedido en otros Estados de la Comunidad, corresponde ahora a los agentes económicos del país decidir el nivel de actividad del BEI en el mismo. El Banco Europeo, por su parte, está deseando que éste sea lo más elevado posible, ya que su intervención en un país no redunda nunca en detrimento de sus actividades en otro.

es vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones.

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