Los gestos y el malhumor de Ceaucescu
El presidente rumano, Nicolae Ceaucescu, bajó en la noche del jueves de su avión en Varsovia gesticulando ostentosamente y con rostro de malhumor. Las cámaras de la televisión polaca, que retransmitía la llegada de los líderes de los países miembros del Pacto de Varsovia, enfocaron rápidamente otros planos del aeropuerto y no mostraron, como es habitual, al ilustre visitante saludando a los anfitriones al pie del avión.Se dice en Varsovia que Ceaucescu estaba indignado porque su avión había tenido que esperar en el aire a que aterrizaran otros dirigentes aliados. Ceaucescu es hoy el símbolo viviente de los peores tiempos del comunismo y el más radical oponente a la política de apertura de Gorbachov. En Polonia, diarios oficiales dan recomendaciones con títulos tales como Formas de viajar a Bulgaria evitando Rumanía.
Funcionarios polacos y de otros países socialistas han llegado a calificarlo como el Pinochet de la alianza. Expresan abiertamente la vergüenza que Inspira a comunistas que intentan reformar el sistema un personaje como Ceaucescu, que ha llegado a los mayores extremos de perversión del socialismo.
"Ceaucescu goza de muy buena salud", manifestó ayer a EL PAÍS su médico de cabecera, el doctor Melente. De ser cierta esta información, frustra las esperanzas de millones de rumanos que ven en la muerte del conducator la única vía de reforma de un sistema que ha sumido en la miseria, el terror y la desesperación al país.
Desde que llegó al poder en Moscú Mijail Gorbachov, Ceaucescu no pierde ocasión de atacar la perestroika. En 1987 dijo que "es imposible hablar de renovación socialista y perfeccionar el socialismo a través de lo que se da en llamar desarrollo de la pequeña propiedad privada". En enero de 1987 declaró que "nadie puede concebir que un partido revolucionarlo diga que va a dejar a las empresas que se rijan ellas mismas".
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