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EL FUTURO DEL COMUNISMO

Malestar en Armenia por un reportaje sobre las manifestaciones en Eriván

Pilar Bonet

Un programa televisivo de 20 minutos, protagonizado por las tropas del Ministerio del Interior, que disolvieron a los ocupantes del aeropuerto de Eriván el día 5 de julio, fue acogido con indignación en Armenia ayer de madrugada. El programa, realizado por la redacción central de la televisión soviética, dio la palabra únicamente a soldados y oficiales. Todos aseguraron haber sido atacados con botellas, piedras y cuchillos y haber actuado en defensa propia.

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Los soldados aseguraron que "fue una provocación, una clara provocación bien organizada", según afirmaba el cadete Oleg Lysenko, sentado, en albornoz, sobre una litera de hospital.Lysenko tenía una oreja amoratada a consecuencia de una "pedrada", según decía, y, junto a él, estaba otro cadete, Alexandr Aleksandrovich, con un brazo vendado tras el golpe de una botella de kefir.

Los hechos del aeropuerto arrojaron el balance oficial de un muerto por herida de bala disparada por un soldado y 36 heridos, pero los entrevistados no aludieron en ningún momento a la existencia de víctimas fuera de su propio contingente ni al uso de armas de fuego.

Sí exhibieron, sin embargo, una considerable pila de cuchillos de cocina y carniceros, hachas, cadenas, puñales y barras metálicas que, según afirmaron, habían sido usados por los manifestantes en contra de las fuerzas de orden público.

Los soldados aseguraron que la población armenia ha cambiado su actitud afable para con ellos tras los sucesos del aeropuerto y aseguraron que hasta los niños les lanzan piedras.

El presentador del programa, Boris Baryshnikov, cerró el reportaje haciendo una distinción entre los "provocadores" y la "absoluta mayoría del pueblo armenio" y criticando la tolerancia ante "la instigación y el vandalismo".

Sus palabras se inscribían en una línea informativa que, en opinión de observadores occidentales en Moscú, trata de aislar a los elementos más activos de las protestas nacionalistas armenias descalificándoles como "provocadores".

La población armenia ha mostrado en varias ocasiones su sensibilidad ante el tono empleado por los medios de comunicación centrales a la hora de evaluar los conflictos que afectan al Cáucaso desde el pasado febrero a causa de las reivindicaciones insatisfechas de la región autónoma de Nagorno Karabaj.

"El reportaje fue una provocación que nos preocupa. Es unilateral y no todo lo que se dijo es verdad", comentaba ayer a esta corresponsal un portavoz de la agencia de información armenia Armpress contactado telefónicamente en Eriván.

El portavoz manifestó que la televisión soviética tiene otros materiales inéditos que permitirían dar una idea más objetiva de lo sucedido en el aeropuerto

Hasta ahora, la glasnost (transparencia) de los medios de comunicación oficiales sólo ha permitido expresarse a los irritados pasajeros obligados a permanecer varios días en el aeropuerto de Eriván y a las fuerzas del Orden Público.

Desde el pasado febrero, cuando se iniciaron los conflictos, las repúblicas de Armenia y Azerbaiyán están cerradas para los corresponsales occidentales.

En las calles de Eriván se formaban ayer corrillos de gente que debatía acaloradamente el reportaje televisivo. Como consecuencia inmediata, el aeropuerto de Eriván (Zvarnots) había vuelto a ser una zona delicada y el Ministerio del Interior de Armenia informaba ayer del envío de tropas al aeródromo, cuyo acceso estaba estrictamente restringido a los pasajeros, pero no a sus acompañantes. La huelga en Eriván continuaba ayer, según fuentes armenias.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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