La Semana Negra de Gijón se inauguró con un debate sobre la crítica celebrado en un tren
Las novelas policiacas "son importantes para denunciar la corrupción", afirma Julian Semionov
ENVIADA ESPECIAL, El tren negro, que llevó el miércoles a la mayor parte de los más de 60 escritores que participan en la Primera Semana Negra de Gijón, acogió el primer debate del encuentro dedicado a La crítica y la novela criminal. Los autores y especialistas en el género que intervinieron en el debate coincidieron en señalar que es importante la existencia de una crítica especializada para el correcto desarrollo del género negro, pero que su ausencia, en algunos casos, ha permitido un florecimiento de la novela policiaca. Se puso de manifiesto también que la situación es muy diferente en los distintos países representados. El escritor soviético Julian Semionov destacó que en su país la crítica es "asquerosa y horrible", y añadió que las novelas policiacas son importantes para "dar información al pueblo" y para "denunciar la corrupción".
En cuanto al debate de ayer jueves sobre El género policiaco en los países del Este y la 'perestroika', resultó absolutamente deslucido por problemas de sonorización y traducción al desarrollarse en un viejo hangar, donde se había instalado un cuadrilátero a modo de estrado para los escritores. Quedó claro, no obstante, el entusiasmo de los escritores soviéticos por la perestroika."Con la perestroika ya no hay problemas con la literatura negra, no hay problemas con el gobierno; el problema sigue siendo la crítica", aseguró Julian Semionov.
Confirmó que se ha creado una asociación de escritores policiacos que agrupa a 212 autores y que, aunque no tiene permiso oficial, funciona desde hace cuatro meses. Esta asociación, explicó, "es absolutamente independiente de la Unión de Escritores Soviéticos, aunque mantiene buenas relaciones con ella". Una organización similar se ha creado en Bulgaria.
En el primer debate, sobre La crítica y la novela criminal, participaron además de Semionov el español Juan Tebar, el cubano Leonardo Padura, el norteamericano Joe Gores, el francés George Tyras, el mexicano Carlos Puig y el alemán occidental Fred Breinersdorfer.
Semionov explicó que la Gran Enciclopedia Soviética (1952) dice que "la novela criminal es un género reaccionario y que propicia la lucha contra el comunismo". Desde entonces, señaló, "las cosas han cambiado, pero no totalmente". Novelas policiacas que en las librerías cuestan dos o tres rublos siguen vendiéndose en el mercado negro a 25 rublos, según el escritor soviético. Semionov explicó que algunos críticos soviéticos proclaman que la literatura policiaca no existe en la URSS, y eso "es falso". "Uno de los primeros escritores policiales fue Dostoievski, su Crimen y castigo es una maravillosa historia policiaca".
Semionov, uno de los escritores más populares de la URSS (más de 35 millones de ejemplares vendidos), se considera ignorado por la crítica de su país. "Cuando empecé a escribir en 1961 hablé por primera vez de las drogas y de la corrrupción en la URSS y fue muy criticado, pero Andropov me felicitó y esto me salvó de que los críticos me mataran", dijo entre bromas y veras. El especialista mexicano Carlos Puig explicó que en su país existe "una mafia cultural bien conocida que ha intentado cortar el camino a la novela negra y ha impedido que editores y críticos respondan al actual boom del género que se ha producido en los países de habla hispana". Pese a ello, pese a la crisis económica y pese a que a México llega una parte mínima de las obras que se producen en otros países, la novela policiaca sigue siendo uno de los generos más populares y vendidos.
El caso de Cuba es muy diferente del de México, según explicó el crítico Leonardo Padura, quien señaló que en su país ha habido dos etapas muy claras; la primera, a partir de los años, setenta (antes no había apenas produccion de genero y los autores cubanos publicaban en otros países con seudónimo), en que se produjo una eclosión que fue entusiásticamente acogida por la crítica. "Fue un fenómeno completamente nuevo, la crítica fue muy elogiosa", dijo, pero esta crítica, "oficialista y deslumbrada", no señaló errores ni distinguió entre la buena y la mala literatura. La segunda etapa, a partir de los ochenta, se inicia con la aparición de una generación de críticos jóvenes que da una nueva valoración, mucho más rigurosa, a los autores.
El profesor de literatura española en la universidad de Grenoble (Francia) George Tyras explicó que la situación en Francia es muy distinta: "Desde hace muchos años existe una corriente de novela negra muy arraigada y una crítica también muy arraigada". "El problema es", añadió, "dar a conocer en Francia novelas (le otros países, porque se traduce muy poco. En este caso, el papel del crítico es dar a conocer su pasión".
Juan Tebar dio una visión bastante optimista del panorama español. "Este encuentro, la tremenda producción que existe, que no da tiempo al aficionado a leerlo todo, las traducciones a otro idiomas, como el francés, todo ello es indicio de normalidad y desarrollo". Tebar explicó que se está aclarando la situación de la novela negra española, ya que, al principio de la transición dernocrática, los autores se limitaban a calcar los modelos norteamerícanos. En cambio, desde hace unos años ya existe una serie de autores, entre los que citó a Juan Madrid y Andreu Martín, que tienen entidad propia.
El escritor norteamericano Joe Gores manifestó que la literatura policiaca en EE UU es considerada y valorada en términos generales literarios: buena o mala literatura.
Babelia
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