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UN FUNDADOR DE LA GENERACIÓN REALISTA

El escritor y cineasta Jesús Fernández Santos muere en Madrid a los 61 años

El escritor y cineasta Jesús Fernández Santos falleció en la madrugada de ayer, en su domicilio madrileño, a consecuencia de una larga enfermedad hepática, según informó su familia. Contaba 61 años de edad. Autor de novelas como Los bravos, El hombre de los santos y Extramuros, su actividad principal derivó hacia el cine y la televisión. Realizó un gran número de documentales, una película de larga duración, Lkgar a más -basada en un cuento suyo- y varios cortometrajes. Sin embargo, nunca abandonó la escritura, y su obra es una de las más sólidas y mantenidas de la generación realista de los años cincuenta, de la que fue uno de sus fundadores. Hoy serán enterrados sus restos mortales en el cementerio de la Almudena, de Madrid.

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Perteneciente a una acomodada familia de clase media, Jesús Fernández Santos nació en Madrid en 1926. Su padre era originario de un pequeño pueblo leonés cercano a Asturias: Cerrulleda. Años después, cuando llegaron los premios y los homenajes, le cedieron el molino del pueblo, donde pasaba largas temporadas. En este escenario situó su primera novela, Los bravos, que se publicó como folletón en la revista Ateneo en 1952 y como libro en 1954.Fernández Santos fue uno de los fundadores de la generación realista de los años cincuenta. Formó parte del grupo madrileño de esta generación con sus amigos Rafael Sánchez Ferlosio, Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite, Medardo Fraile, Alfonso Sastre y Rafael Azcona, entre otros; todos ellos, en tomo a la facultad de Filosoria y Letras de la universidad Complutense de Madrid.

El realismo español

Su primera novela, Los bravos, marca el comienzo del realismo en la narrativa española de posguerra. La guerra y la infancia que sufre son los temas. de sus primeros relatos, publicados en el volumen Cabeza rapada. Fernández Santos perdió a su madre cuando contaba un año y medio. La guerra civil le sorprendió veraneando cerca de San Rafael y su familia fue evacuada a Segovia. Terminada la contienda, que transcurre entre los 10 y los 13 años del autor, regresa a Madrid. Poco tiempo después muere su padre. Muchos de sus primeros relatos tienen un cargado tono autobiográfico en torno a ,estos hechos.

Tras su breve paso por la facultad de Filosofia y Letras de Madrid, Fernández Santos ingresa en la recién creada Escuela Oficial de Cine de Madrid en 1952. Había abandonado la literatura, agotada ya la veta realista de los primeros tiempos. Realizó entonces varios cortometrajes y un largometraje, Llegar a más, claramente influenciado por el neorrealismo entonces imperante en el cine. Intervino también como autor y director en el Teatro Español Universitario, cuyas actividades fueron suspendidas por la censura.

Insatisfecho con el cine y con la literatura -su tercera novela, Laberintos (1964), pasó prácticamente inadvertida-, Fernández Santos decide restringir su labor cinematográfica al documental y se dispone a renovar su carrera literaria. En 1969 publica su novela El hombre de los santos, que supone un giro narrativo fundamental en su obra. Fernández Santos introduce el tono mercantilista y profundo que marcará el resto de su carrera literaria. Tras esta obra -y, de alguna manera, prolongación de ella- publica el libro de relatos Las catedrales (1970).

Década de los setenta

La década de los setenta supone la introducción- de la novela histórica en su obra: Libro de las memorias de las cosas (197 l), La que no tiene nombre (1977), Extramuros (1978) y Cabrera (1981). Con Extramuros, Fernández Santos obtiene un enorme éxito de público y crítica. Se describe la relación apasionada de dos monjas dentro de un convento de la España medieval. Esta novela fue llevada posteriormente al cine, bajo la dirección de Miguel Picazo.

La obra narrativa de Fernández Santos se completa con Jaque a la dama, Los jinetes del alba, El griego y Balada de amor y soledad. Escribió también otros dos libros de relatos -A orillas de una vieja dama y Las puertas de Edén-, varios volúmenes de ensayo y un libro de cuentos infantiles, El reino de los niños.

Entre sus más de 100 documentales cinematográficos cabe destacar el cortometraje El Greco, premiado en la Bienal de Venecia en el año 1959. Fue uno de los fundadores del segundo canal de TVE y realizó varios programas de televisión, como La víspera de nuestro tiempo y Elogio y nostalgia de Toledo. Ejerció la crítica cinematográfica en el diario EL PAÍS.

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