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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De lo particular a lo general

La visión de Amanece como puedas, primer largometraje del valenciano Antoni P. Canet, induce a la tentación de entrar en el juego de las etiquetas, para calificarla de comedia mediterránea.El cineasta, que aquí asume la responsabilidad del guión y la dirección, comenzó formándose en el teatro, para luego colaborar con el realizador cinematográfico Carles Mira. Su experiencia como documentalista y trabajos en la industria publicitaria y el medio televisivo también han contribuido a conformar su personalidad artística.

Además del tipismo mediterráneo presente en su ópera prima, cuya luminosidad y colorismo peculiar ha sabido recoger la fotografía de Ángel Luis Fernández, y de la reunión de nombres catalanes y valencianos en el reparto, el director recurre a la universalidad de la comedia, donde lo lúdico y festivo da lugar en su intriga a la presencia del romance amoroso y los escarceos del cambio de pareja, con una excesiva recreación en su parte final en el festejo taurino marítimo.

Amanece como puedas

Dirección y guión: Antoni P. Canet. Fotografía: Ángel Luis Fernández. Música: Manuel Moles. Producción: Jaime Hernández Colomer. España, 1987. Intérpretes: Juanjo Puigcorbe, Nuria Hosta, Guillermo Montesinos, Ovidi Montllor, Rafael Hernández, Paula de Villalonga, Francisco Vidal, Jaime Pujol, Joan Monleón, Joaquín Climent, Josefa Melio, Ana Turanzo, Queta Claver. Estreno en Madrid: cines Palacio de la Música, Novedades.

Fin de semana

La acción, que transcurre durante un fin de semana en las fiestas de una localidad de la costa levantina -el Benifotrem de la ficción fílmica-, es pretexto para reunir en la anécdota argumental, junto a personajes locales, a universitarios y profesionales de la Prensa y la televisión que llegan a la ciudad para cubrir la información del festejo.Aunque con excesiva candidez intimista, Canet parte de lo particular a lo general, buscando ideas para la creación de gags, para después exprimirlos y repetirlos hasta la reiteración abusiva, fácil recurso para alargar la narración con mínimos elementos, y sin rehuir el esteticismo, como demuestran la escena nocturna de los fuegos artificiales o la del amanecer en la playa.

En su desarrollo y desenlace, convencional, alejado de sorpresas y poco brillante, el trabajo de los actores, aunque sus físicos dan los tipos requeridos, es irregular y en muchas ocasiones fallido.

Película poco recomendable, sólo como curiosidad cinéfila, aporta, aunque no lo haya conseguido, un estimable esfuerzo por parte de su autor por lograr una comedia coral clásica, utilizando los mimbres propios de su entorno y particulares vivencias.

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