La marcha de la democracia

Octavio Paz considera que en América Latina se vive 'un amanecer de la democracia". "Es algo", agrega, «por lo que yo he luchado durante los últíinos 15 años". Sobre Centroamérica, alaba la política democrática del presidente de Costa Rica, Oscar Arias. "Ojalá que la marcha de la democracia se fortifique y extienda. Naturalmente, no creo que la democracia sea un remedio, una panacea universal. La democracia es un modo civilizado de convivir, un sistema para no matarnos y para impedir que un tirano nos gobierno. También es un método no sólo para garantizar el gobierno de la mayoría, sino para preservar a las minorías y a los individuos de la agresión de las mayorías".A la pregunta sobre la función de los intelectuales latinoamericanos en el proceso democrático, responde: "Nosotros somos los herederos de los teólogos de los siglos XVI y XVII. Durante tres siglos hemos cambiado de ideas, no de actitudes".

La mayoría de los intelectuales hispanoamericanos, según Octavio Paz, "en el siglo pasado abrazaron el liberalismo con el mismo fervor intolerante de los jacobinos, y en el siglo XX con el sectarismo de los bolcheviques. Estaban decididos a cambiar el mundo en un minuto; y lo que consiguieron fue instaurar tiranías. La crítica de las ideologías y de los regímenes autoritarios debe comenzar, en América Latina, por la autocrítica de los intelectuales".

Octavio Paz ve a España como un ejemplo de lo que podría ser una América Latina realmente democrática y plural. "Pienso", dice, "en una experiencia sobre la que los mexicanos deberíamos reflexionar: las autonomías. En México, desde la época prehispánica, el centralismo ha sido la realidad determinante de nuestra vida política, social y cultural".

"El centralismo es, por naturaleza, autoritario", afiade. "México es un país no menos plural y diversificado que España. La evolución de México hacia una auténtica democracia tiene que pasar por la construcción de un verdadero federalismo".