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El Gobierno sandinista insiste en lograr un acuerdo global con la 'contra'

El Gobierno sandinista y la Resistencia Nicaraguense (RN) reanudaron ayer, luego de un aplazamiento de 16 horas, las negociaciones en Managua, que se han caracterizado por un ritmo lento y que tenían pocas expectativas de alcanzar logros espectaculares. La principal dificultad para conseguir avances concretos radica en que la delegación gubernamental insiste en la firma de un acuerdo global que incluya el cese del fuego permanente.

Ambas delegaciones de alto nivel tienen conocimiento de informes separados elaborados por una comisión mixta, que estudió durante la madrugada del sábado todas las propuestas que sandinistas y la contra han presentado con miras a la concertación de un cese el fuego definitivo.La contra quiere una aplicación por etapas de los compromisos de Sapoá, rubricados el pasado 23 de marzo, y que antes de la firma, del fin de la guerra se ponga en práctica una serie de medidas sobre la democratización en Nicaragua.

Esto ha provocado prolongadas y complicadas deliberaciones, así como un avance lento entre las delegaciones, que encabezan el general Humberto Ortega y el líder contra Adolfo Calero. Estas delegaciones se han venido reuniendo con regularidad desde el 21 de marzo, cuando se acordó una tregua, que sigue vigente hasta finales del mes de mayo.

Uno de !os puntos más difíciles de la negociacion es la forma de actuar y de movilizarse de las fuerzas irregulares cuando estén concentradas en zonas previamente acordadas entre el Gobierno y el directorio rebelde.

La ayuda humanitaria

El abastecimiento para la contra, una vez ubicada en un territorio que abarca 21.000 kilómetros cuadrados, es otro de los aspectos difíciles de negociar. El general Humberto Ortega propuso el viernes que el comité internacional de la Cruz Roja asuma la distribución de la ayuda humanitaria aprobada por el Congreso de Estados Unidos para la contra, pero esta iniciativa fue rechazada por la RN.Calero argumentó que no aceptaba la propuesta del general Ortega porque los contra no son damnificados ni refugiados, sino combatientes, y desmintió que los rebeldes estén sufriendo hambre en las montañas de Nicaragua.

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Otro aspecto que dificulta el avance de las negociaciones es la desconfianza mutua, aún no superada, entre ambas partes, que comenzaron a conversar directamente y al más alto nivel en el puesto fronterizo nicaraguense de Sapoá, hace más de un mes.

Tratando de sondear a la contra, los sandinistas plantean que el directorio rebelde firme pronto un acuerdo de cese el fuego definitivo, demostrando intenciones de que va a entregar sus armas y de que se va a incorporar a la vida política de Nicaragua.

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