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Tribuna:EL OMBUDSMAN
Tribuna
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Luz sobre la iluminación

A media luz los dos era el título de un reportaje firmado por Álvaro Labrador (EL PAÍS, Suplemento Negocios, 13 de marzo) en el que se informaba sobre el mercado de la iluminación en España. "Los principales países proveedores de España", decía en un párrafo, "son Estados Unidos, a través de sus compañías General Electric y Silvania, y la competitiva Hungría, que con la compañía Tungsram fabrica bombillas de baja calidad pero de muy buen precio".El director gerente de Tungsram España, SA, J. Manyai, escribe desde Barcelona al director del periódico para manifestar que en la información de Labrador "se vertía una descalificación absoluta y totalmente infundada sobre los artículos" que fabrica la compañía.

En una detallada nota pone de manifiesto que todos los productos que comercializa la marca Tungsram "cumplen las normas internacionales de la Comisión Electrónica Internacional que son la base de las normas UNE (normas oficiales en España)". Añade que todas las lámparas que importa pasan -"como es obligatorio, partida por partida"- el control de cumplimiento de las especificaciones del Ministerio de Industria en el Laboratorio Oficial de Electrónica, organismo facultado por dicho departamento para estos ensayos.

En su nota, Tungsrani considera: "Esta empresa lamenta que un periódico de reconocida solvencia como EL PAÍS se permita la publicación de informaciones que pretenden dañar, sin argumentación ni justificación alguna, la calidad técnica y la imagen comercial de una determinada marca, con los posibles e injustos daños y perjuicios que ello pueda ocasionar".

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El jefe de la sección de Economía, Salvador Arancibia, asegura que en el artículo de Álvaro Labrador no se pretendía -"en ningún momento"- descalificar los productos de la empresa Tunsgram. "Se señalaba", explica, "que la relación calidad / precio de sus productos era bastante buena al indicar que 'los principales países proveedores de España son Estados Unidos... y la competitiva Hungría', lo que representaba un evidente juicio favorable a los productos de la sociedad Tunsgram". Hecha esta declaración de buenas intenciones, admite: "Es posible que alguien pudiera entender, separando la afirmación 'baja calidad' de lo que se decía a continuación, 'pero de muy buen precio', que se tratara de descalificar estos productos". En efecto, la expresión "baja calidad" no es precisamente la más indicada para emitir un juicio favorable, aun cuando éste fuera el propósito.

Arancibia añade que la información, recogida por Álvaro Labrador en medios del sector, "no fije contrastada con la empresa, lo que supone no haber seguido las pautas que marca el Libro de estilo de EL PAÍS, tanto por el autor como por el jefe de la sección, al analizar el contenido de las informaciones que van a ser publicadas".

Álvaro Labrador enjuició un producto basándose en datos obtenidos en "medios del sector", unas fuentes que no citaba, en contra de lo que también mandan las normas de estilo del periódico. Si hubiera contrastado la información, como muy bien Arancibia recuerda que es obligado hacer en estos casos, entre otras cosas, en Tungsram le habrían dado noticia de que las lámparas de esta compañía -según dice la nota que ha remitido a EL PAÍS- son utilizadas por "la práctica totalidad" de los fabricantes de automóviles en sus cadenas de montaje, es decir, en primer equipo, para los vehículos con destino al mercado nacional e internacional.

Precisiones históricas

En un trabajo sobre Álvaro Gil-Robles, su autor, Bonifacio de la Cuadra (EL PAÍS, 21 de febrero), contaba que la institución del Defensor del Pueblo fue incorporada a la Constitución de 1978 "vía Gregorio Peces-Barba". El lector Isaac Ibáñez García escribe para señalar que "la introducción de la figura del Defensor del Pueblo en la Constitución fue obra de Manuel Fraga Iribarne".

Bonifacio de la Cuadra reconoce que hubo una falta de exactitud en su trabajo: "De los siete ponentes que elaboraron el inicial anteproyecto de Constitución, no fue sólo Gregorio Peces-Barba, sino también al menos Fraga, quien propuso la incorporación de la institución del Ombudsman" o Defensor del Pueblo.

"El acuerdo inicial, asumido después por el Congreso y el Senado", explica el redactor, "fue del conjunto de la ponencia". El ulterior protagonismo de Peces Barba en la aprobación de la ley orgánica del Defensor del Pueblo y en la puesta en marcha de esta institución indujo a De la Cuadra "a la imprecisión de atribuir al entonces diputado socialista una iniciativa compartida con otros".

"En lo que sí corresponde por entero el protagonismo a Manuel Fraga", señala también, "es en la adaptación de la p alabra sueca ombudsman al castellano: defensor del pueblo".

No es, pues, exacto que se debiera sólo a Peces-Barba la iniciativa de constitucionalizar al Defensor del Pueblo, admite Bonifacio de la Cuadra, quien puntualiza: "Tampoco lo es que fuera obra de Manuel Fraga la introducción de la figura del Defensor del Pueblo en la Constitución, como dice el amable comunicante".

Ingenieras aeronáuticas

La ingeniera técnica aeronáutica Cristina Tejo Mora no está conforme con el "tono de novedad" que se empleaba en la entrevista con Isabel Navarro Marote (EL PAÍS, suplemento Educación, 2 de marzo). Se trataba de una semblanza sobre "la única chica" que en cuarto curso de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica de la universidad Politécnica de Madrid está matriculada en la especialidad Navegación y Transportes "entre unos 60 estudiantes varones".

La lectora Cristina Tejo Mora escribe al periódico: "Quiero desagraviar a todas aquellas mujeres que entraron anteriormente en la escuela en tiempos más dificiles, cuando sólo podías tener dos razones para estudiar ingeniería: o buscabas marido o eras un marimacho". "Se ha olvidado", se queja, "a tantas otras que recorrieron el mismo camino", no sólo en Aeronáutica, sino' también en Navales, Caminos, etcétera. Las ingenieras que pasaron por dichas escuelas y que actualmente ocupan puestos de responsabilidad fueron, a juicio de Cristina, "pioneras y merecen una mención".

Esteban Barcia, que revisó el trabajo sobre Isabel Navarro Morete -firmado por Cruz Blanco-, explica que se trataba de un perfil humano "característico ya en la última página del suplemento Educación". Dice que se escogió este personaje "para publicar su anécdota personal en el número correspondiente a una semana antes de la celebración del Día de la Mujer Trabajadora".

Barcia asegura que se hizo con la intención de llamar la atención sobre la persistencia de una mayoría de alumnos varones en determinadas carreras, que "inexplicablemente se las sigue considerando como masculinas: no se la presentaba a Isabel Navarro como pionera de nada".

El "tono de novedad" que la lectora percibe en el perfil de Isabel Navarro Marote puede tener su origen en esa rotunda afirmación inicial de que es la "única chica" matriculada en la especialidad de Navegación y Transporte Aéreo dentro de su escuela. Aunque a continuación se añade que en dicha especialidad hay otras dos alumnas, Cruz Blanco asegura que "Isabel está sola y a diario inmersa en lo masculino".

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