Los colombianos detenidos en Madrid formaban una 'agencia' de traficantes al servicio de otras bandas
Los cinco colombianos que fueron detenidos el pasado 24 de marzo en Madrid eran los presuntos dirigentes de una "agencia" dedicada a la distribución de droga por encargo de otros grupos que previamente se encargaban de transportar la mercancia desde Suramérica a España según fuentes policiales. A veces, los colombianos compraban la cocaína y después la revendían, y en otras ocasiones actuaban como intermediarios y percibían un porcentaje por sus servicios. Esta organización había establecido sucursales en Madrid, Barcelona y Canarias, y también operaba en otros países europeos.
El grupo quinto de la Brigada Central de Estupefacientes inició las investigaciones sobre esta agencia de narcotraficantes en agosto del año pasado Durante meses, los inspectores reunieron información sobre el funcionamiento y estructura del grupo de colombianos, procurando medir cada uno de sus pasos a fin de no alertar a los sospechosos.Durante los últimos dos o tres meses fueron interceptados varios correos antes de que entregaran la cocaína a la organización de colombianos que posteriormente realizaría su comercialización. En este período de tiempo fue detenido en Las Palmas un hombre que transportaba cuatro kilos de pasta de coca que había sido modelada en formas que imitaban diversas frutas tropicales, pintadas con sus correspondientes colores.
En otra ocasión la policía detuvo a una colombiana cuan do iba a efectuar una entrega de un kilo de cocaína a uno de los integrantes de la agencia, con el que estaba citada en una cafetería de la calle General Oraa. Después, al registrar su casa, se le ocuparon otros 14 kilos de cocaína. En otra operación fue arrestado en el aeropuerto un norteamericano que portaba dos kilos de la misma droga. La Brigada Central de Estupefacientes sospechaba que esta mercancía venía destinada a la agencia de los colombianos.
Según las investigaciones realizadas por los funcionarios del grupo quinto de la Brigada de Estupefacientes, el clan de los colombianos solía entrar en contacto con otras organizaciones de narcotraficantes que se encargaban de transportar la mercancía hasta Madrid. Una vez que el cargamento estaba en nuestro país, los colombianos compraban el kilo de cocaína a 27.000 dólares (unos tres millones de pesetas) y posteriormente procedían a su reventa a un precio superior.
Otras veces, según han indicado fuentes policiales, los integrantes, de la compañía de distribución se limitaban a comercializar la mercancía que les confiaban otras redes y cobraban un porcentaje por realizar el servicio de intermediarios.
La policía sospecha que el colombiano Luis Enrique García Arango era el presunto jefe de esta agencia y que entre sus principales socios están los otros cuatro compatriotas detenidos días pasados. Algunos de estos individuos "justificaban su estancia en Madrid" al estar matriculados en la Escuela de Marketing, a la que asistían de forma esporádica.
Fuentes próximas a la investigación han manifestado que el ecuatoriano Carlos Hidalgo Tejada parece ser el principal accionista de los 325 kilos de cocaína que fueron incautados el pasado 24 de marzo en una nave de la carretera de Fuenlabrada a Móstoles (Madrid).
Hidalgo, que portaba documentación a nombre de Pedro José Vaena Oliveira, es titular de unas valiosas propiedades en Ecuador, entre ellas un gran edificio de catorce plantas, extensiones de terreno y un vivero para la cría de camarones, según fuentes policiales.
Los ecuatorianos
La policía cree que la organización del ecuatoriano se encargó de comprar en origen los 325 de cocaína, sustancia que en Colombia y otros países puede adquirirse a 200.000 pesetas el kilo. Esta red ideó después la forma de introducir la mercancía a través del puerto de Barcelona, oculta en un contenedor que aparentemente guardaba paneles para la construcción de viviendas prefabricadas.Expertos antidroga opinan que el asentamiento en España de la citada agencia de distribución de cocaína viene a demostrar que los narcotraficantes han comenzado a abandonar el mercado de Estados Unidos y prefieren trabajar en nuestro país, que les sirve como base de operaciones para el resto de Europa.
"Lo que está ocurriendo ahora", indicó un mando policial, "lo venimos anunciando desde el año 1982". "España se va a convertir", añadió, "en una especie de Estado de Florida, es decir, que será un importante punto de entrada de droga para el resto del continente".
Los encargados del caso consideran que la organización de los colombianos ha quedado decapitada, pero prosiguen sus investigaciones para identificar a otras personas que pudieran actuar como tentáculos en Madrid, Barcelona, Canarias y la Costa del Sol. A través de Interpol tratan de determinar las posibles conexiones existentes en otros países europeos.
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