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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La amenaza del híbrido

Los genes de la muerte (Transgen) es una nueva entrega de un título catalogable en la ficción científica que además, como ya nos tiene acostumbrados Hollywood, participa de un eclecticismo donde están presentes el terror, el suspense y una criatura, elemento heredero de sus antepasados y más humanos monstruos de la etapa clásica del género. Claro que no es lo mismo que un monstruo sea creado a golpe de tintero que a impulso de la tecla de los ordenadores. Curiosamente, y como si de otro experimento se tratara, la ficha técnica de este filme es, como la criatura que nos mostrará, un híbrido en la distribución de funciones. Stephen Carpenter codirige con Jeffrey Obrow, siendo responsable de la fotografía el primero y productor el segundo. Y ambos, que además son coguionistas, suelen trabajar habitualmente juntos con Stacey Giachino, que aquí es coproductor. Este trío de amigos de la UCLA, y a quienes sin duda les gustaría ser Spielberg, pertenecen a los seguidores de la moda del sucedáneo, con criatura incluida, y que saben cuáles son los ingredientes necesarios para el guiso fílmico, aunque, desde luego, carecen de la mano mágica de los grandes chefs.En esta ocasión, la criatura, que tiene cinco fases y que como tantas otras nos puede recordar a la creación que se hizo para Alien, sembrará el pánico de los jóvenes investigadores protagonistas que se reúnen en una casa abandonada con el fin de desvelar el misterio que mueve el argumento.

Los genes de la muerte

Dirección: Jeffrey Obrow y Stephen Carpenter. Guión: Stephen Carpenter, Jeffrey Obrow, John Penney, Earl Ghaffari, Joseph Stefano. Fotografía: Stephen Carpenter. Productor: Jeffrey Obrow. EE UU, 1986. Intérpretes: David Allen Brooks, Amanda Pays y Talia Balsam. Salas de estreno en Madrid: Lope de Vega, Juan de Austria, Novedades y California.

Independientemente de la intriga sustentadora de la narración, es curiosa la acumulación de primeros planos y anecdótica la presencia de los veteranos Rod Steiger y Kim Hunter, cuyas colaboraciones nada aportan a sus respectivas carreras. Un entretenimiento añadido, como en la última entrega del género, es buscar segundas lecturas y antecedentes ilustres en lo que sucede en la trama argumental. Película menor y sin grandes pretensiones, pertenece a la categoría de aquellas que pueden entretener o no, según la predisposición con la que se visione.

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