_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

A un año del acuerdo

Las movilizaciones estudiantiles del curso pasado finalizaron con un acuerdo entre las organizaciones de alumnos y la Administración. Un año después, uno de los dirigentes estudiantiles repasa el grado de cumplimiento de dicho acuerdo.

Se cumple un año de la firma de los acuerdos entre las organizaciones estudiantiles y el Ministerio de Educación y Ciencia. Estos acuerdos significaron importantes conquistas para el conjunto del movimiento estudiantil y fueron fruto de una larga y dura lucha de más de tres meses.El carácter ejemplar y magnífico de esta lucha se explica, entre otras cosas, porque la juventud en general, y no sólo los estudiantes, encontraron en esta lucha una vía de expresión al descontento y desesperación que provoca una sociedad en crisis, donde el paro, la delincuencia, la marginación, etcétera, niega a los jóvenes un futuro digno. Por otra parte, el Gobierno, con su política, no ha ofrecido ninguna solución a los problemas más urgentes que la juventud y los trabajadores tienen planteados.

El papel que el Sindicato de Estudiantes tuvo al organizar y dirigir las movilizaciones, utilizando métodos nuevos, llevando ideas nuevas y logrando una cohesión del movimiento sin precedentes fue algo decisivo.

La última gran lucha que ha protagonizado el movimiento estudiantil en Galicia, durante noviembre y diciembre del año pasado, ha significado una rotunda victoria. Concesiones tan importantes como el incremento en inversiones para creación de nuevos puestos escolares para enseñanza media del 94%, COU gratuito, prácticas remuneradas en empresas para todos los alumnos de tercero de FP-2 y para un 50% de los de segundo, aumento en dotaciones y material para los centros de un 63%, son conquistas que suponen nuevamente la demostración de la fuerza y madurez de un movimiento y de una organización.

Hacer un balance serio de los acuerdos nos lleva a examinar lo realizado hasta el momento, así como los incumplimientos más destacados.

No cabe duda que lograr la enseñanza media gratuita, un aumento de un 30% en los gastos de funcionamiento de los centros, un incremento de un 54% en el dinero destinado a becas, y que los hijos de los trabajadores puedan matricularse gratuitamente en la Universidad son pasos importantes. Además, conseguimos un gran avance al constituir mesas de seguimiento de estos acuerdos, que nos permiten vigilar el cumplimiento de los mismos y, en general, de toda la política del ministerio.

De esta lucha, lo más importante, por encima de cualquier otra cosa, han sido las lecciones que los jóvenes hemos aprendido. Éstas se resumen en habernos hecho conscientes de nuestra fuerza, de que con la lucha, y sólo con ella, es posible arrancar reivindicaciones y conquistas, por muy fuerte que sea el enemigo.

Pero a pesar de todo lo positivo, como ya explicamos nada más finalizar la lucha, los problemas de fondo permanecen, pues éstos, además de ser consecuencia de la crisis de la sociedad, se ven agravados por la política social y económica del Gobierno, claramente contraria a los intereses de la mayoría.

Rubalcaba afirmaba el otro día en una conferencia de prensa que se había cumplido el 100% del acuerdo. Esto no es cierto. Los incumplimientos son importantes y muy significativos, afectando a dos parcelas muy concretas del acuerdo.

La promesa de escolarización de todos los jóvenes menores de 16 años antes de finalizar la presente legislatura está claramente siendo incumplida, y, si no hay un giro importante en la política e intenciones del Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) en materia de inversiones, no podrá cumplirse en el plazo previsto. Veamos algunas cosas que nos aclararán este punto. De los 68.840 puestos escolares prometidos para el curso 1987-1988 sólo ha entrado en funcionamiento un tercio de los mismos, y previsiblemente otro 25% no lo hará hasta 1989. El plan de inversiones en enseñanzas medias previsto por el MEC para el cuatrienio 1988-1991 no alcanzará a cubrir más que un 53% de las necesidades existentes en materia de escolarización. ¿Cómo es posible cumplir el compromiso hecho en el acuerdo? La masificación, dobles turnos y, en general, los 250.000 jóvenes de 14 y 15 años sin escolarizar seguirán siendo cuestiones pendientes.

Derechos democráticos

Otro aspecto importante es el relativo a los derechos democráticos. El acuerdo tenía previsto elaborar una carta de derechos y deberes de los estudiantes. Las negociaciones a este respecto se han iniciado, y ya nos estamos encontrando con serias resistencias. El MEC está planteando condiciones que, en la práctica, significarían una negación de derechos tan fundamentales como los de reunión, huelga, representación, etcétera. Dejar en manos de los directores el ejercicio del derecho de reunión, o no garantizar a los delegados de los estudiantes las competencias necesarias para ejercer sus funciones, significaría convertir la futura carta de los estudiantes en papel mojado.

En estos momentos asistimos a una ofensiva encarnizada de sectores reaccionarios del mundo educativo, Empresarios de la enseñanza privada, Iglesia, sectores corporativos del profesorado estatal, asociaciones conservadores de padres, exigen una reglamentación disciplinaria que intente domesticar a una juventud que se siente insatisfecha y se rebela ante unas condiciones de vida y estudio cada vez más deterioradas.

Los problemas de convivencia en el interior de la comunidad escolar no se pueden solucionar con represión. Tampoco se puede concebir la democracia simplemente como el acto de votar cada dos años para elegir un Consejo Escolar. Democracia en la escuela es poder reunirse libremente en los centros, ejercer legítimamente el derecho de huelga sin temor a cualquier tipo de represión, obtener derecho a elegir representantes revocables que puedan ejercer sus tareas con garantías suficientes...

Maravall dijo al terminar las luchas del año pasado que había aprendido mucho del movimiento estudiantil. Ahora puede que comience a olvidar las enseñanzas de nuestra lucha. ¿Será necesaria una nueva explicación? Maravall, con su política, tiene la respuesta. Mientras, ni hemos estado, ni estaremos, con los brazos cruzados.

es secretario general del Sindicato de Estudiantes.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_