Los investigadores consideran demoledor el pasado de Kurt Waldheim
El informe presentado por la comisión de historiadores sobre el pasado de Kurt Waldheim es demoledor para la integridad moral del jefe del Estado austriaco. Lo acusa de mentir reiteradamente y, aunque señala no tener pruebas de que cometiera crímenes de guerra, lo califica de importante oficial perfectamente informado y canalizador de órdenes para la comisión de crímenes. Cuatro de los seis historiadores reforzaron ayer en conferencia de prensa sus acusaciones contra Waldheim y calificaron de tergiversación del informe la interpretación hecha por el propio presidente al considerar que las conclusiones lo absuelven al no probar la comisión de crímenes.
"La actuación puede calificarse de ejecución de órdenes en pleno conocimiento que su fin último era la comisión de crímenes", señala el texto. Waldheim mintió al negar hasta septiembre de 1987 haber sabido de las deportaciones de los judíos de Salónica a campos de exterminio. Waldheim entregó los informes de interrogatorios de miembros de comandos británicos a los servicios secretos alemanes sabiendo que esto suponía la ejecución de los prisioneros."En general se puede decir que del mero conocimiento de las violaciones de los derechos humanos en su zona de servicio se desprende una cierta culpa si el implicado por falta de fuerza o valor viola sus deberes humanos de enfrentarse a la injusticia. Más grave aún es la participación en aquellos casos en los que se puede determinar una cooperación en grado diverso en el apoyo asesor a medidas represivas, por ejemplo redactando informes sobre la situación del enemigo para acciones de limpieza". Kurt Waldheim. era mucho más que un oficial de segundo rango, según la comisión de historiadores.
Pese a que los intentos del ministro de Asuntos Exteriores, y máximo defensor de Waldheim, Alois Mock, de presionar a la comisión para paliar críticas del informe tuvieron éxito, las conclusiones que extraen los historiadores son durísimas y estuvieron ayer a punto de provocar una crisis de gobierno por diferencias entre el canciller socialista, Frank Vranitzky, y el vicecanciller democristiano Mock respecto al trato a dar al documento.
El canciller se distanció claramente de Waldheim, si bien insistió que es éste el que debe extraer las consecuencias del informe. Tras un tenso consejo de ministros, Vranitzky declaró que en la "situación extrema" en que se halla Austria él, como canciller, tiene que relegar sus posturas políticas, emocionales o personales por responsabilidad hacia las instituciones del Estado.
Vranitzky dijo que "no recomendaré en público a Waldheim lo que tiene que hacer", pero añadió que comparte la preocupación del ex canciller Bruno Kreisky. Éste señaló el lunes que por haber mentido Waldheim debía dimitir y evitar mayores daños de los que ya ha causado al país.
Vranitzky hizo una encendida defensa de la II República de Austria como un sistema basado en los valores del antifascismo. Las bases de este Estado y su construcción fueron obra precisamente de aquellos que fueron a campos de concentración y al exilio en 1938, año de la anexión a la Alemania nazi, cuyo cincuentenario se cumple ahora, señaló.
Límites dificiles
La crítica a Waldheim, fue todo lo clara que le permite al canciller su cargo, límites que según se percibe le cuesta ya mucho respetar.Waldheim considera que, al no probar el informe que cometiera crímenes de guerra, su caso queda concluido y ahora podrá aportar en bien del país" toda su "amplia experiencia intemacional". Su relación con la realidad parece ya perdida. El informe señala que Waldheim era uno de los miembros del mando mejor informados. Sabía de "las acciones y medidas contrarias al derecho internacional y a los principios de la humanidad".
"La comisión no logró encontrar ni un solo caso en el que Waldheim protestara contra las injusticias de que era testigo o tomara alguna medida para evitar las o siquiera entorpecerlas. Por el contrario, cooperó en repetidas ocasiones en acciones delictivas y facilitó su ejecución", se lee en el texto.
Los historiadores rechazan la tesis de Waldheim de que se limitó a cumplir las órdenes y en caso contrario hubiera sido objeto de represalias.
Los miembros de la comisión investigadora citan casos de oficiales del mismo rango de Waldheim. que lograron evitar la ejecución de británicos capturados, a los que no les sucedió nada. También rechazan la tesis utilizada por Kurt Waldheim de que acusándole a él se quiere descalificar a toda la generación de la guerra.
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