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El comandante Bayardo Arce asegura que los sandinistas no entregarán nunca el poder

Antonio Caño

Los dirigentes sandinistas han pedido a sus seguidores, "permanecer en estado de alerta y listos para tomar las calles" si el Congreso norteamericano aprueba nueva ayuda a la contra. Poco antes de que el comandante Bayardo Arce pronunciase estas palabras e insistiese en que "el Frente Sandinista nunca entregará el poder", jóvenes con los colores oficialistas atacaron a pedradas un acto político de la oposición interna.

Los atacantes rompieron los cristales del local donde se celebraba, en la tarde del viernes una asamblea de la Coordinadora Democrática y del Movimiento de Familiares de Reos Políticos v causaron daños en coches y edificios cercanos. Algunas personas resultaron heridas levemente; entre ellas, Agustín Jarquín, secretario general de una fracción del Partido Social Cristiano, quien sufrió el impacto de uno de los vidrios rotos.La oposición y el diario La Prensa han denunciado esta agresión como una prueba de la imposibilidad de desarrollar actividad política en el interior del país. Corno consecuencia, los familiares de presos decidieron suspender una marcha que habían convocado para ese mismo día.

Sí se celebró, sin embargo, la concentración organizada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) para recordar el 21º aniversario de la matanza del 22 de enero, cuando los guardias somocistas dispararon en Managua contra una manifestación opositora. El comandante Bayardo Arce, número dos en el escalafón del FSLN, fue el encargado de enardecer, con un discurso radical, a varios miles de personas reunidas en la noche del viernes en la plaza de la Revolución.

"Todo el pueblo, en todo el país", dijo Arce, "ha recibido instrucciones de mantenerse en estado de alerta, de estar listo a defender la revolución en cualquier momento, en cualquier terreno y con cualquier arma, hasta el 4 de febrero", fecha prevista para la votación en el Congreso estadounidense. Después de ese día, añadió, "si la política y la diplomacia fallan, seguiremos combatiendo con las armas en la mano; si la política y la diplomacia fallan, la consigna será: todo para la guerra, el tiempo que sea necesario, hasta el último hombre y la última mujer".

Bayardo Arce, habitualmente defensor de las posiciones más duras dentro del FSLN, advirtió veladamente que, si se aprueba la ayuda para la contra, el Gobierno tomará medidas contra la oposición interna. "No vamos a convivir, si nos imponen la guerra, con un proceso de chilenización", anunció. "No nos dejaremos agredir desde fuera con alacranes dentro de la camisa; si la guerra sigue, los alacranes vuelven a sus agujeros o los aplastamos. El 4 de febrero es el día en que sabremos más claramente a qué atenernos".

Poder para el pueblo

El comandante Arce leyó varios artículos de la Constitución nicaragüense -entre ellos, el que afirma que "el poder lo ejerce directamente el pueblo"- para sostener que "el FSLN nunca entregará el poder, porque es el pueblo el que tiene el poder". Después de consultar a la audiencia y recibir un estruendoso no, el dirigente sandinista negó la posibilidad de que se haga ninguna reforma de la Constitución. Los 14 partidos de la oposición interna se retiraron a finales de diciembre de la comisión nacional de reconciliación por no haber sido escuchadas sus demandas de reformas constitucionales.

El acto terminó con una marcha por calles habitadas por el fantasma de lo que, antes del terremoto de 1972, era una ciudad y con la entrega de armas para el primer batallón de voluntarios de 1988. La guerra sigue, y sus efectos, también. Mientras todo eso ocurría se empezaban a formar en las gasolineras colas de automovilistas con la esperanza de que a la mañana siguiente les vendiesen combustible. El escaso petróleo que llega a Nicaragua se destina en su mayor parte al ejército. El último recibido se encuentra actualmente en las refinerías y tardará todavía varios días en llegar hasta las gasolíneras.

En el marco de todas las gestiones que el Gobierno nicaragüense está haciendo para superar esta situación se encuentra una carta enviada en los últimos días por el presidente Daniel Ortega a su homólogo norteamericano, Ronald Reagan, en la que le insiste en la necesidad de reanudar las negociaciones bilaterales entre Nicaragua y Estados Unidos.

En la misiva, Daniel Ortega reitera su voluntad de entendimiento con la Administración estadounidense, siempre que se den las condiciones de no ayudar militarmente a la contra y de no utilizar los territorios de países centroamericanos para las actividades contra Nicaragua.

El caso de un norteamericano procesado en Nicaragua por ese tipo de acciones desde su finca en Costa Rica, James Jordan Denby, fue trasladado ayer a un tribunal ordinario, después de la eliminación de los tribunales populares antisomocistas.

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