La madurez de Montsalvatge

Dirigió Rafael Frühbeck la Orquesta de RTVE e hizo un excelente concierto, por el interés del programa y por la calidad de las interpretaciones. Del Tema con vanaciones, opus 100 de Joaquín Turina ha realizado el maestro burgalés una excelente transcripción en la que el protagonismo del arpa se ve mejor asistido por la masa de cuerdas que por el percusivo piano.Volvimos a escuchar el Concierto-capricho, para, arpa y orquesta, de Xavier Montsalvatge, que el mismo Frühbeck estrenó, con el destinatario de la obra, Nicanor Zabaleta, en abril de 1975. Partitura preciosa, inconformista y madura, refleja el[ talento inventivo del compositor catalán (Gerona, 1912) a través de tres movimientos bien contrastados que Montsalvatge ha pulido aún más al condensar el Leggero y enlazar el Andante y el Rondó guaraní con una brillantísima y siempre musical cadencia.

Los tres tiempos vienen a funcionar, si . se quiere, como otras tantas imágenes del ser montsalvatgeano: lujo refinado de percusiones al principio, lirismo concentrado y sin evasión en el segundo y aires latinoamericanos -en este caso una galopa paraguaya- tan especialmente queridos por el autor de las Canciones negras, el Cuarteto indiano y el cancionero habanero de la costa catalana. Nicanor Zabaleta, con sus 80 años cumplidos, tocó las dos obras con perfección y rigor.

En cuanto a Frühbeck -del que no hay que ponderar sus siempres justas e identificadas colaboraciones con los solistas- ha de destacarse una versión de la Segunda sinfonía que supera cuantas le hemos escuchado por el refinamiento sonoro y la carga de expresión sensible. Los sinfónicos radiotelevisivos respondieron muy bien, particularmente los grupos de arco.

Los polos del genio

En la Nacional, el maestro israelí Eliahu Inbal (Jerusalén, 1936), actual titular de la Orquesta de la Radio de Francfort -que ha convertido en un magnífico conjunto-, nos ofreció sus versiones de la Sexta y Séptima sinfonía de Beethoven: dos polos de un singular genio creador.El primero parte del hombre solitario, contemplativo ante la naturaleza, al que en la traducción de Inbal parecíEm alegrársele las pajaritas ante el arroyo, el campo, los bosques húmedos y las lejanas perspectivas; el segundo, en la Séptima, como en la Quinta o la Novena, encarna la voz de la colectividad, el humanismo en marcha a través de densidades sonoras y pulso incesante. Aquí lució mucho mejor el talante de Inbal, pues si en la Pastoral todo sonó con claridad, faltó ese algo expectante cuya máxima consecución irá siempre unida al. nombre de Furtwängler.