¿Deben revisarse a la baja las predicciones de crecimiento?
Las predicciones sobre los efectos de la crisis bursátil en la economía española, ahora objeto de debate, podrían resumirse en una reducción del crecimiento económico desde niveles previos del orden del 4% inicialmente previsto para 1988, a sólo un 3,2%, es decir, ocho décimas menos de incremento sobre un año anterior verdaderamente excepcional como 1987, como consecuencia, directa e indirecta, de la aún reciente crisis bursátil.Desde algunos medios oficiales se han calificado de pesimistas estas predicciones, sobre las que bien merece la pena, hacer algunas consideraciones generales.
Debo empezar señalando que todos los que nos dedicamos a la predicción económica somos conscientes de su dificultad en cualquier momento, pero especialmente acentuada citando se trata de nuevas situaciones excepcionales. Más aún, una predicción no tiene valor en sí misma si no se matizan las circunstancias de entorno internacional y de política económica en que se realiza.
Pero además resultaría ingenuo considerar una predicción como algo definitivo e inalterable. Por principio, toda predicción debe adaptarse a las circunstancias permanentemente cambiantes, en un proceso continuado de perfeccionamiento. Sin embargo, renunciar a la predicción, con todos sus riesgos, es renunciar a un ejercicio indispensable de actuación frente a posibles acontecimientos futuros.
Ante la valoración de efectos de la reciente crisis bursátil caben diversos planteamientos que podrían esquematizarse en los tres siguientes:
a) Escenario de incidencia reducida. Las pérdidas de las bolsas mundiales han limitado sus efectos a una reducción de beneficios anteriores que pueden incidir ligeramente sobre los comportamientos de consumo a corto plazo de las familias, en particular en algunos bienes duraderos.
b) Escenario de incidencia amplia. Las caídas de cotización bursátil ven ampliados sus efectos sobre consumo e inversión, al añadirse a la pérdida de riqueza una alteración de las expectativas de futuro. Adicionalmente, los recientes, acontecimientos presionan sobre la economía norteamericana para resolver más rápidamente sus importantes desequilibrios presupuestarios y de balanza comercial, con incidencias en cadena sobre crecimiento del comercio internacional.
c) Escenario de recesión. Los efectos anteriores realimentan nuevas bajas bursátiles y una pérdida general de confianza, cuyas consecuencias se extienden más allá de 1988.
Los primeros centros internacíonales de predicción, que han revisado sus predicciones en base a las nuevas circunstancias que desencadena la crisis bursátil, consideran poco probable una recesión económica profunda. Sin embargo, estiman que sus efectos pueden suponer una reducción del orden de un punto y medio sobre el crecimiento previsto para EE UU en 1988, y medio punto menos de crecimiento para el conjunto de la economía mundial. La propia OCDE ha reducido en medio punto sus predicciones previas del pasado mes de junio, para el conjunto de los países industrializados en 1988 (de 2,25 a 1,75).
Aunque no se dispone aún de predicciones revisadas de los diferentes países europeos, nuestros contactos previos nos señalan que se están estimando efectos (con diversidad de valoraciones) de un menor crecimiento para el próximo año de alrededor de medio punto de porcentaje, lo que supondría para el conjunto de la CE reducir en una quinta parte, aproximadamente, el ritmo de crecimiento anteriormente previsto (de algo menos del 2,5%, a unas décimas por debajo del 2%).
Economía diferenciada
La economía española ha recibido el impacto de crisis en una situación de crecimiento diferencial respecto a otras economías europeas, con una previsión para el año en curso que supera el 4% del PIB real.
Calcular los efectos de la crisis sobre nuestro país es un ejercicio complejo que, además, difícilmente vamos a poder comprobar a posteriori y, en todo caso, habrá que esperar hasta febrero de 1989, cuando el INE realice sus primeras estimaciones sobre la contabilidad nacional de 1988.
Sin embargo, la evolución de la economía real no será (no debería ser) exactamente igual a la inicialmente prevista como consecuencia directa de la crisis. Entre otras razones., porque la política económica que se adopte pudiera compensar parcial o totalmente esta pérdida potencial. Pero ello no resta utilidad a la valoración previa del efecto.
En cualquier caso, hemos realizado una nueva aplicación con un modelo econométrico que venimos utilizando desde hace ya 10 años, y los resultados indican que el efecto para 1988 puede estar situado entre medio punto y un punto de porcentaje de menor crecimiento respecto a predicciones previas, que señalarían un incremento real del PIB del orden del 4% para el próximo año.
Una reducción de esta magnitud supone una pérdida aproximada en el entorno de una quinta parte, es decir, similar a la que parece está barajándose para otros países de la CE. Crecer algunas décimas por encima del 3% (3,2% es nuestra predicción) en 1988 no nos parecería un mal resultado, al situarnos más de un punto por encima de la CE.
Pero, naturalmente, reconocer el efecto real (aunque limitado) de la crisis bursátil debe ser motivo de especial atención para seguir muy de cerca los próximos acontecimientos de la economía española y mundiaL.
es catedrático de la uníversidad Autónoma de Madrid y secretario técnico del Centro de Predicción Económica (Ceprede).
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