Los jefes de Estado y de Gobierno de los 'doce' remiten a febrero las decisiones sobre la financiación de la CE

ENVIADO ESPECIALDos días antes de que las superpotencias concluyan un histórico acuerdo de desarme nuclear, los líderes europeos reunidos en la capital danesa fueron incapaces ayer de sacar adelante una reforma de la financiación de la Comunidad Europea (CE). Los máximos dirigentes comunitarios acordaron, no obstante, para intentar salir del atolladero en el que se encuentran las finanzas comunitarias, celebrar un Consejo Europeo extraordinario en Bruselas los días 11 y 12 de febrero, cuando LA República Federal de Alemania presida ya la Comunidad. De aquí a entonces, sus ministros de Asuntos Exteriores y Agricultura deberán seguir allanando el camino para conseguir un acuerdo.

Tras 48 horas de intensas negociaciones el presidente francés, François Mitterrand, y los doce jefes de Gobierno, entre los que figuraba el español Felipe González, se separaron poco después de las seis de la tarde sin haber logrado un compromiso que permita contener el enorme gasto agrícola de la CE, acabar con sus déficits crónicos incrementando sus recursos y aumentar la ayuda a sus miembros menos desarrollados para que puedan resistir el choque que supondrá la creación del mercado integrado en 1993.Al término de su última jornada de trabajo en Copenhague los líderes se esforzaron, sin embargo, en sus respectivas conferencias de Prensa por desdramatizar su fracaso en vísperas de la cumbre en Washington entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov y cuando sería conveniente que los mercados financieros deprimidos reciban señales alentadoras.

Equilibrismo

Tras lamentar los "juegos de equilibrio y los regateos que no conducen a nada", Mitterrand afirmó que no por eso "hay que disminuir el esfuerzo" al tiempo que la primera ministra británica, Margaret Thatcher, insistía en que "a pesar del fracaso se habían producido avances significativos para llegar a un acuerdo en la próxima cumbre", una opinión compartida por su homólogo portugués, Anibal Cavaco Silva,, que estimaba que tras la pausa de dos meses "el próximo Consejo Europeo no generará el mismo resultado".Hasta el canciller alemán, Helmut Kolh, que a partir de enero asumirá la presidencia de los doce, abundaba en el mismo sentido negándose a hablar de fracaso "porque hemos progresado e instando a los ministros a no apartarse en sus trabajos de lasí bases sentadas en la cumbre de Copenhague que ni siquiera están del todo claras para algunos de sus participántes.

En base a las reflexiones hechas el viernes en un primer intercambio de puntos de vista, el primer ministro danés, Poul Schlüter, que presidía el Consejo Europeo, sometió ayer por la mañana a sus invitados una nueva propuesta de compromiso que, por diversos motivos, rechazaron España, Italia, Grecia y la RFA, y cuando a lo largo de la jornada la fue modificando en uno u otro sentido se convirtió, según el secretario de Estado español Pedro Solbes, en un "documento poco coherente, casi deshilachado".

A medida que la jornada avanzaba la discusión se empantanaba y el primer ministro holandés, Ruud Lubbers, describía el ambiente como "menos amistoso" que la víspera hasta que a media tarde el presidente del órgano ejecutivo comunitario, el francés Jacques Delors, intentó evitar el naufragio formulando una última propuesta global que no fue mejor acogida que las anteriores.

Las divergencias eran tales que Schlüter consideró inútil prolongar el encuentro, como se había barajado, hasta medianoche o incluso hasta hoy domingo y los doce se despidieron habiendo tan solo acercado tímidamente sus posiciones sobre la introducción de un mecanismo (estabilizador) que provoca la caída de los precios de compra garantizados para los productos agrícolas y sobre los fondos estructurales destinados a fomentar el desarrollo de las regiones más pobres.

Doblar la ayuda

Sobre este capítulo de la reforma emerge con fuerza la idea de no llegar a duplicarlos globalmente, hasta alcanzar los dos billones de pesetas anuales, pero si doblar la ayuda concedida a las regiones cuya renta per capita se sitúa un 25% por debajo de la media comunitaria, entre las que figuran la mayoría de las comunidades autónomas españolas.Ante la persistencia de los principales desacuerdos más de una delegación se consolaba al abandonar Copenhague recordando que las grandes reformas de la CE sólo se habían llevado a cabo en tiempos de crisis más o menos acentuadas y que era de esperar que en Bruselas se reprodujese el mismo fenómeno de autosalvación.

La crisis de la CE se ve agrabada por el déficit de 840.000 millones de ECUS en 1987 y de algo más el próximo año, con lo que en dos ejercicios el presupuesto comunitario habrá acumulado un déficit de dos billones de pesetas. La CE no dispondrá en los plazos fijados de un presupuesto para 1988.