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LA 'CUMBRE' DE COPENHAGUEN

El tímido acercamiento entre las posturas de los 'doce' no permite vislumbrar un acuerdo

Los tímidos acercamientos entre las posturas de los doce sobre la reforma financiera de la Comunidad Europea (CE) no permitían ayer vislumbrar un acuerdo, pero ponían de manifiesto la voluntad de los líderes comunitarios de dialogar de forma más constructiva que en anteriores ocasiones. Reunidos desde ayer en la capital danesa, el presidente francés, François Mitterrand, y 12 jefes de Gobierno disponen hasta hoy para lograr un compromiso "aún no encontrado, pero que se perfila en el horizonte", según el primer ministro danés, Poul Schlüter, sobre la contención del gasto agrícola, el aumento de las ayudas a las regiones menos desarrolladas y el incremento de los recursos de la CE.

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"Hay un completo desacuerdo sobre todos los puntos", comentó al término de la jornada el ministro griego de Asuntos Exteriores, Teodoros Pangalos, a lo que el secretario de Estado español, Pedro Solbes, replicaba que las "aproximaciones son de matices", antes de destacar que el tono era diferente al de otras cumbres porque la primera ministra británica, Margaret Thatcher, fue ayer en sus intervenciones "menos brutal y menos intransigente".De la postura de la dama de hierro, que ha vinculado la reducción relativa del gasto agrícola a su aceptación del conjunto de la reforma, depende en cierta medida la consecución de un compromiso. El canciller (jefe de Gobierno) alemán occidental, Helmut Kohl, que desayunó con ella durante 90 minutos para intentar hacerla razonar, declaró a su salida que "era siempre optimista".

A diferencia de la mayoría de sus homólogos, la dama de hierro llegó a los antiguos almacenes de pescado y grano del puerto de Copenhague, transformados ahora en centro de reuniones del Ministerio de Asuntos Exteriores danés, en un automóvil Jaguar. En contra de su costumbre, no vestía su traje de chaqueta azul sino un conjunto verde manzana que suscitó bromas sobre si cabía interpretarlo como una reafirmación de su empeño en recortar el gasto agrícola o como un signo esperanzador.

Las dos explicaciones resultaron ser válidas porque, aunque insistió en la necesidad de linútar los costes de la Europa verde, Thatcher hizo algunas concesiones menores como aceptar que la base para el cálculo del aumento del presupuesto agrícola sean los 3,7 billones de pesetas previstos en 1987 o que sólo sea debatida en Copenhague la introducción de estabilizadores -un mecanismo que provoca una caída del precio de compra- para un tercio de los productos afectados.

Fondos estructurales

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Después de haber asistido al almuerzo ofrecido por la reina Margarita en el palacio de Amalieriborg, Margaret Thatcher se volvió a significar al proponer un aumento tacaño -sólo un 35%de los llamados fondos estructurales, que pretenden atenuar las diferencias de desarrollo entre regiones ricas y pobres. El órgano ejecutivo europeo sugiere nada menos que duplicarlos hasta alcanzax en 1992 casi los dos billones de pesetas.Aunque Italia sigue mostrándose reacia, cobra, sin embargo, fuerza el proyecto consistente en concentrar estas ayudas en los cuatro Estados miembros menos desarrollados -Grecia, Irlanda Portugal y España- o incluso en estos dos últimos países ibéricos, para evitar su duplicación y satisfacer al mismo tiempo al grueso de los mediterráneos.

Ningún aspecto de la reforma había quedado cerrado ayer cuando, tras la primera ronda de observación, los líderes acudieron a la cena a la que les había invitado el primer ministro danés y parecía poco probable que tuviesen tiempo suficiente hoy como para rematar la negociación emprendida. Schlüter hi dado a entender que la discusiór podría prolongarse hasta esta medianoche. Otras fuentes prevén que siga el domingo, a lo que el jefe de la diplomacia italiana Giulio Andreotti, dio su acuerdo comentando, sin embargo, que no quiere pasar Navidad en Copenhague.

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