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EE UU se mantendrá al margen de lo que ocurra en Haití

Francisco G. Basterra

Estados Unidos no intervendrá en Haití para asegurar unas elecciones libres, "éste es un asunto que deben resolver los propios haitianos", dijo ayer el Departamento de Estado en respuesta a las voces que pedían ayer en Washington una intervención directa norteamericana, incluso militar, en el país más pobre de este hemisferio. Estados Unidos ha suspendido toda la ayuda económica y militar a Haití -sólo mantiene la estrictamente humanitaria- tras la matanza que impidió el domingo la celebración de las primeras elecciones democráticas en 30 años.

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El Gobierno de Namphy mantiene su promesa de celebrar elecciones libres, pese a la matanza del domingo

Washington continuará presionando -con el arma de la supresión de la ayuda- para que se celebren elecciones. Walter Fauntroy, representante por el Distrito de Columbia pidió ayer una intervención militar de Estados Unidos para salvar al pueblo haitiano de "una banda de salvajes criminales". Experto en Haití, Fauntroy se declaró convencido de que "la única esperanza" para ese país caribeño es "algún tipo de intervención de la comunidad internacional liderada por Estados Unidos".[La Embajada norteamericana en Haití ha ordenado al personal militar estadounidense que regrese a casa, informa Reuter. La evacuación se llevará a cabo hoy. Un portavoz de dicha representación diplomática manifestó que se ha recomendado además al resto de los empleados norteamericanos que extremen las precauciones.]

[En Puerto Príncipe, el Gobierno guarda silencio ante la decisión de Washington de cortar la ayuda militar, que sólo alcanza 1,2 millones de dólares, y de retirar a los ocho asesores militares que tiene en este país caribeño.]

La transición de la tiranía a la democracia en Haití era hasta ahora uno de los ejemplos que demostraban, según la Administración, el éxito de la política exterior de Reagan. La euforia por los cambios de régimen pacíficos en Haití y Filipinas incluso llevó a pensar que la próxima dictadura caída con "ayuda" de EE UU sería Chile, y ponía de manifiesto que sólo las "tiranías" comunistas de Cuba y Nicaragua eludían la democracia.

Veintidós meses después de que Washington presionara para hacer caer al dictador Jean Claude Duvalier, después de haber hecho lo mismo con Ferdinand Marcos en Filipinas, EE UU se encuentra con que esta acción no es suficiente y en ninguno de los dos países se ha estabilizado la democracia. El Gobierno norteamericano ha estado enviando ayuda al general Namphy, jefe de la Junta que gobierna Haití -108 millones de dólares este año- pero no ha sido capaz de garantizar unas elecciones libres, en las que se ha gastado otros 80 millones. Una comisión norteamericana enviada a supervisar los comicios tuvo que ser sacada urgentemente el domingo por la noche de Haití. La Administración de Reagan calificó ayer de "verguenza" y "lamentable" lo ocurrido el domingo, pero consideré que es un asunto interno que deben resolver los haitianos, la oposición y el Gobierno "restableciendo de nuevo el proceso democrático".

El portavoz del Departamento de Estado, Charles Redman, se negó a condenar abiertamente al Gobierno de Namphy explicando que "no tenemos confirmación" de que su Ejército o la Policía hayan tomado parte directa o indirecta en la matanza del domingo". El secretario de estado, George Shultz, culpó a los partidarios del derrocado Duvalier. Washington confía en que el general que gobierna Haití entienda la señal enviada con el corte de la ayuda -sólo se mantiene la humanitaria y una pequeña parte dedicada a luchar contra el narcotráfico-. Su embajador en Puerto Príncipe se entrevistó ayer con Namphy. Varios centenares de haitianos exiliados en Miami (50.000 viven en esta ciudad de Florida adonde han huido ole la miseria de su país), se manifestaron el domingo contra la sus pensión de las elecciones y culpando en parte de lo ocurrido a EE UU por apoyar a Namphy.

Repulsa española

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