El Gobierno, a través del Banco de España, ha impulsado los intentos de concentración
La fusión entre dos grandes bancos ha estado en la boca de los principales responsables de las entidades financieras, acentuándose la discusión y las opiniones en los últimos meses a raíz de dos declaraciones públicas del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, en un espacio de tiempo inferior a los cuatro meses, algo inusual para estas autoridades. En la primera de ellas Mariano Rubio dejó claro que el Banco, de España impediría con todos sus medios que un grupo extranjero tomara un paquete de control en una entidad financiera española sin su visto bueno.
Era el: primer paso que se vio corroborado, poco después, cuando se dio a conocer el texto del borrador del proyecto de ley de infracciones a entidades financieras. En él se señalaba que quien quiera que compre un 5% del caipital de un banco debería hacerlo público y que si ese porcentaje llegaba al 15% sería preceptiva la autorización de las autoridades económicas. De esta forma, se cerraba la posible entrada de accionistas nuevos no deseados por la autoridad monetaria, ya que la prohibición iba a afectar a accionistas nacionales o extranjeros y se tenía claro que, a pesar de no ser un texto legal, su mero anuncio haría que cualquiera, que quisiera comprar pediría permiso antes.Por, si el primer anuncio de que la, autoridad monetaria y el conjunto de la Administración veían con buenos ojos que las entidades nacionales intentaran un proceso de fusión coordinado y rápido no se había entendido con suficiente claridad, Mariano Rubio señaló, poco antes de que se iniciara el crash de las bolsas, que la dimensión de las instituciones financeras españolas era inadecuado. Sobre todo, para tratar de encarar con éxito los problemas que se avecinaban por la definitiva apertura de los mercados financieros españoles al ámbito de la Comunidad Europea.
Mariano Rubio señaló en esa ocasión que la dimensión de los banco; españoles era pequeña para el reto que se avecinaba. Fuentes del Banco de España concretaban días más tarde cuáles eran los datos técnicos que avalaban una toma de posición tan clara por parte del gobernador. El primer lugar, señalaban, "lo primero que se percibe es que el panorama español tiene demasiadas oficinas bancarias" que puede originar problemas a medio plazo y cuya racionalidad debe buscarse en un período de tiempo relativamente escaso. Junto a ello, decían estas mismas fuentes, la presencia internacional de las entidades españolas es muy escasa en comparación con el peso específico que tiene la economía española.
Dimensión internacional
Además, se añadía, las barreras financieras van desapareciendo y, sobre todo, "aunque no se sabe con certeza si una fusión ofrece sinergias a corto plazo, sí está claro que se resuelven el resto de los problemas". Es ahora el momento, decían, de poner en marcha procesos de saneamiento interno que no se pueden aplazar más.Para responsables del Banco de España, las autoridades ya han hecho prácticamente todo lo que tenían que hacer para facilitar el saneamiento de las entidades y ponerlas en línea de competir en igualdad de condiciones con los bancos europeos. En este sentido, subrayaban que la normativa sobre provisiones genéricas, sobre el riesgo-país y sobre la necesidad de hacer frente a, los compromisos de complemento de pensiones con los jubilados y los trabajadores en activo había puesto en marcha toda la normativa legal.
La cuestión de la dimensión, para el mercado nacional y el internacional en un futuro en el que las transacciones comerciales y de servicios de la economía española adquieren un peso creciente en el conjunto del producto interior bruto, era cuestión de las propias entidades.
El Banco de España y el Gobierno, en definitiva, podían poner barreras artificiales al campo impidiendo entradas no deseadas. Pero lo cierto es que en 1992 éstas iban a tener que ser desmontadas en gran parte. Por ello, la aceleración de un proceso que no acababa de iniciarse, por las reticencias de buena parte de las grandes entidades, se acentuó en el mismo momento en que se dio por cerrado el proceso de saneamiento ortodoxo y heterodoxo de las entidades financieras.
Otro de los factores que influyó, necesariamente, en la toma de posición activa del Banco de España -mostrada no sólo pop las declaraciones del gobernador sino porque "los servicios del Banco de España tienen orden de ponerse a disposición de aquellas entidades que nos comuniquen que están intentando un proceso de fusión", según declaraban hace unas semanas responsables del banco emisor- fueron los problemas observados por la compra de paquetes de acciones de cierta consideración en algunas instituciones.
Estas adquisiciones amenazaban con desestabilizar las actuales situaciones de control en algunas de estas entidades financieras, donde parecía que cualquier inversor de cierta consideración podía llegar a ejercer el control de las entidades bancarias.
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