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Shevardnadze viajará mañana a Washington para cerrar el acuerdo sobre los misiles, de alcance intermedio

Mijail Gorbachov se lo ha pensado dos veces y enviará mañana a Washington a su ministro de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze, para cerrar el acuerdo sobre los euromisiles y, probablemente, acordar su tercera cumbre con Ronald Reagan. El sorprendente anuncio de la inesperada visita fue hecho a media tarde de ayer (medianoche, hora peninsular española) en Washington por una fuente de la Administración, sólo cuatro días después de que Gorbachov, en una entrevista con George Shultz, en el Kremlin, rechazara fijar una fecha para la cumbre.

El líder soviético condicionó entonces, ante el secretario de Estado norteamericano, una entrevista con Reagan con esa reunión a una limitación en el programa de la guerra de las galaxias. Shevardnadze llegará a Washington mañana y se entrevistará con Shultz y, el viernes, con el presidente Reagan. El anuncio oficial de la visita se hará hoy simultáneamente en las dos capitales. Hoy también, el presidente de EE UU pronunciará un discurso sobre las relaciones con la URS S en la academia militar de West Point.El inesperado viaje a EE UU del ministro soviético -que en septiembre se comprometió en Washington a que la visita de Shultz a Moscú serviría para establecer la fecha de la cumbre se anunció poco después de que Shevardnadze convocara ayer en Moscú al embajador norteamericano, Jack Matlock.

Horas más tarde, el delegado de la URS S en la ONU, Alexander Belonogov, afirmaba en Nueva York que una cumbre es posible este año. En Washington, Shultz acudía ayer tarde al Congreso para informar de este nuevo giro en las relaciones entre las superpotencias.

Reunión en Moscú

En Moscú, por su parte, el viaje de Shevardnadze a Washington no había sido anunciado oficialmente anoche, aunque volvían a aumentar las expectativas de una cumbre entre los líderes de las dos superpotencias tras el desconcierto en el que acabó el viaje de Shultz a Moscú, informa desde la capital soviética

La inesperada convocatoria del ministro de Exteriores soviético al embajador Matlock, se produjo para tratar "asuntos de mutuo interés", según la lacónica expresión utilizada por la agencia Tass, o para tratar del "ulterior desarrollo de los asuntos que fueron objetos de la negociación de Moscú", según declaró el portavoz de Asuntos Exteriores, Boris Piadishev.

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Dado que Shultz- y Shevardnadze habían agotado -tal como había dicho el primero todos los temas de conversación posibles el pasado viernes 23, la entrevista entre Shevardnadze y Matlock potenciaba la impresión de que la Unión Soviética introducía nuevos elementos en las negociaciones.

Gorbachov había dicho la semana pasada que tenía la intención de escribir una carta al presidente norteamericano, Ronald Reagan. "Esperemos al cartero", había señalado entonces Shultz, quien dijo no saber si volvería a encontrarse con su colega soviético en el próximo futuro. Shevardnadze sale hoy de la URSS con destino a Praga, donde explicará los resultados del viaje de Shultz a Moscú a sus colegas de los países del Pacto de Varsovia, con quienes se reúne en la capital checoslovaca.

Observadores occidentales en Moscú opinaban ayer que Gorbachov podría haber cambiado de opinión sobre la cumbre y, tras tantear la posibilidad de subir su precio y garantizarse en ella seguridades sobre la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) norteamericana, estaría ahora dispuesto a una rebaja que dejaría las cosas tal como parecían estar antes de la visita de Shultz a Moscú, es decir, que la firma de un tratado sobre fuerzas nucleares de alcance medio (INF) es, suficiente para justificar una cumbre.

En Washington, por su parte, todo hace pensar que el presidente Reagan se saldrá con la suya, firmará el acuerdo de eliminación de euromisiles con Gorbachov antes de fin de año, muy probablemente Estados Unidos, y podrá llevar al dirigente del Kremlin a su rancho de California para mostrarle "como vive un capitalista americano".

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