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Pérez de Cuéllar vincula el desarme nuclear con el fin de los conflictos regionales

Francisco G. Basterra

"Si las dos superpotencias no consiguen Negar a un acuerdo para el desarme nuclear, me temo que seguirán parados otros conflictos, como el de Afganistán, Irak y Oriente Próximo", afirma el secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, en su despacho del piso 38 del edificio de la ONU, en Nueva York. Sus palabras llegan horas después de que, el viernes pasado, el líder soviético, Mijail Gorbachov, arrojara un balde de agua fría sobre los planes de Ronald Reagan, negándose a fijar una fecha para viajar a EE UU.

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Pérez de Cuéllar, el diplomático peruano de 67 años que mañana recibirá en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Iberoamericana, no dramatiza ese desacuerdo: aunque las noticias "no son alentadoras, tampoco tengo razones para pensar que haya sido un completo fracaso".Pérez de Cuéllar está acostumbrado a la frustración de un cargo, en el que lleva seis años, que le convierte en un trotamundos, en bombero de fuegos a los que sólo acude con la fuerza moral y de persuasión de las Naciones Unidas. En la entrevista domina a la perfección el arte de no mojarse, de echar balones fuera.

Ahora mismo, este hispanófilo, que ha comprado una casa en el barrio madrileño de Salamanca, donde piensa refugiarse, simultaneando la capital española con Lima, cuando se retire, está negociando un final a la guerra del golfo Pérsico.

"En la segunda quincena de noviembre sabré si hay posibilidades de embarcarse en una negociación seria" para lograr un alto el fuego entre Irán e Irak, agrega Pérez de Cuéllar.

Antes de fin de mes, en cuanto el secretario general regrese de España, Irak e Irán deben dar, por escrito, su respuesta razonada al plan aprobado por el Consejo de Seguridad y propuesto a los dos contendientes por Pérez de Cuéllar.

"No espero una respuesta definitiva, como viejo diplomático me imagino que ellos no van a decir blanco o negro, va a haber áreas grises, sobre las cuales voy a poder trabajar", afirma.

La apertura de Gorbachov

El secretario general de las Naciones Unidas, que utiliza a la perfección el lenguaje diplomático para no comprometerse y no comprometer a ningún país, explica a EL PAÍS que "todos los grandes temas internacionales están más o menos ligados y que el detonante para avanzar iba a ser el acuerdo sobre desarme nuclear. Los soviéticos esperaban algo más, y ese algo más no lo han obtenido, y eso les ha llevado a no querer comprometerse en una fecha precisa para que Gorbachov viajara a Washington".

Pérez de Cuéllar tuvo el pasado junio una larga entrevista con Gorbachov en el Kremlin. Él es un buen conocedor de la URSS, fue embajador peruano en Moscú. Del líder soviético, dice, "da la impresión de ser un hombre de apertura, que quiere abrir a su país al exterior, no en el sentido de concesión o de renegar de la que ha profesado anteriormente".

"Dentro de ese nuevo enfoque de lo internacional, Gorbachov ha dado una extraordinaria importancia a las Naciones Unidas como el foro en el que esta apertura puede realizarse". Moscú acaba de anunciar que se pone al día en sus pagos a la ONU y ha pedido un papel más activo para las Naciones Unidas, justo cuando EE UU manifiesta su desconfianza por este foro mundial y no paga su cuota.

Pérez de Cuéllar recibió la noticia del Premio Príncipe de Asturias en Pekín. Lo aceptó como un reconocimiento, no a su persona, sino a la labor de la ONU. Alaba la figura del Rey y resalta el papel de puente que España puede y debe realizar entre Europa y Latinoamérica.

Una comisión técnica de las Naciones Unidas acaba de visitar los países centroamericanos para preparar el seguimiento y la verificación del plan de paz de Guatemala. Pérez de Cuéllar, una vez más, sopesa sus palabras y matiza su pronóstico sobre la solución del tema Nicaragua.

"Cada día oigo voces que me inducen a ver con cierto optimismo la solución del problema centroamericano, no diría con un optimismo desbordante. Me parece que los países centroamericanos, sobre todo sus jefes de Estado, están decididos a marchar adelante con el plan de paz de Guatemala. Si no interviene ningún elemento de dispersión, podemos pensar en que el plan de paz va a salir adelante".

Pérez de Cuéllar, al referirse a los "elementos de discordia", extrema su prudencia diplomática en la que la palabra contras o Estados Unidos, por ejemplo, no aparecen nunca. La dispersión estaría producida, precisa Pérez de Cuéllar, por "la interrupción del diálogo en El Salvador u otros países que están caminando; que haya alguna noticia desalentadora de parte de las oposiciones que están en el poder en esos países, sea Nicaragua, Guatemala...".

El secretario general de la ONU sólo tiene un pequeño desliz: "Por favor, esto no lo ponga", cuando afirma que, "además, me parece a mí que el Gobierno norteamericano está viendo el asunto con mucha más serenidad. Lo que he leído de la posición americana me parece alentador".

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