Vargas Llosa anuncia su retirada del debate político peruano

El escritor peruano Mario Vargas Llosa anunció ayer en una intervención televisada su retirada del debate político y el retorno a su "escritorio" y a sus "libros", después de casi dos meses de agudo y agresivo enfrentamiento político con el Gobierno de Alan García a causa del proyecto de ley de nacionalización de la banca.

Reiterando sus duros ataques al Gobierno y poniendo de manifiesto el carácter crítico del movimiento conservador Libertad, que dirigió a lo largo de casi 70 días en contra de la nacionalización proyectada, Vargas Llosa dejó a un lado sus denuncias de hace cuatro días sobre la obstaculización a la entrada de sus libros en Perú y reconoció que en el país está en plena vigencia la libertad de expresión.Sin embargo, el novelista prosiguió sus virulentas críticas contra el presidente Alan García, al que en algunos pasajes de su acusación tildó de "azuzador" e "incompetente".

Después de hacer un relato pormenorizado de cómo surgió el movimiento que encabezó -libre y desligado de todo grupo político porque las circunstancias lo requerieron y había que defender el país del autoritarismo del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana, el partido de Alan García), según sus palabras- Mario Vargas Llosa reafirmó que su movimienlo resurgirá "limpio e invicto en pos de la justicia" cuando se vuelvan a presentar arbitrariedades estatales.

Vargas Llosa dejó en manos de los dos partidos de la derecha peruana -el Popular Cristiano (PPC), al que nombró como el primero que salió en defensa de los derechos privados, y Acción Popular (AP), que le invitó en el pasado a ocupar la jefatura del Gobierno- y de los independientes conservadores la futura lucha de la oposición contra la nacionalización de la banca.

El escritor peruano también defendió vigorosamente la propiedad privada, de la que dijo que es la más genuina expresión de la libertad individual.

Puso en manos del poder judicial la defensa directa de este derecho, cuando se promulgue la ley que nacionalizará 33 entidades financieras privadas, y anunció la batalla jurídica en que se verán envueltos los propietarios de esas entidades para defender sus fueros.

Vargas Llosa volvió a expresar sus temores de que el monopolio del Estado en el área crediticia terminará por convertir al partido del Gobierno en un poder omnímodo capaz de "asfixiar a todos sus contrapesos, empezando por los medios de comunicación".