Los frutos del año 2001
A los participantes en el encuentro les debe gustar el género de Chejov no sólo para practicarlo ellos mismos, sino también para disfrutar de lo ajeno, porque entre ellos se leyeron sus cuentos con una atención que no es muy habitual en los congresos literarios semiveraniegos. Hubo, en efecto, talleres literarios en los que cada uno de los cuentistas leyó a los demás, lo que siaponen esencial en su producción reciente o añeja. Entre los que optaron por esto último estuvieron José María Aparicio y Luis Mateo Diez, que leyeron cuentos de hace 20 años. Lejos de resultar esta circunstancia adecuadamente anacrónica, resultó demostrativa de que de casta les viene.Los críticos y los escritores se convencieron entre ellos en Verines de que el esfuerzo que ha llevado al género al auge actual no conducirá a la melancolía, porque tienen como compañeros de viaje a figuras esenciales en el pasado literario español, como, el asturiano Leopoldo Alas -el autor de El Señor y lo demás son cuentos, el título del libro de cuentos por antonomasia-.
Tres generaciones
Tal optimismo contagió de tal modo a los presentes que Juan José Millás vio posible decir que ahora trabajan en España conjuntamente tres generaciones que a través del cuento han demostrado una vitalidad similar a la que recientemente fabricó el auge de la literatura alemana.No es baldío el intento, según su colega Soledad Puértolas, y en el año 2001 -la fecha la puso ella- se recogerán los frutos. Algunos de esos frutos estuvieron estos olías en Veriries y, por lo que se ve, todos ellos se agarran al cuento como a un clavo ardiendo.
Babelia
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