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El Papa afirma ante dirigentes judíos norteamaericanos que los palestinos tienen derecho a tener una patria

Francesc Valls

FRANCESC VALLS ENVIADO ESPECIAL, El papa Juan Pablo II destacó ayer ante dirigentes judíos norteamericanos el derecho de los palestinos a tener una patria. En su segundo día de visita a Estados Unidos, el Papa continuó su apretado programa de actividades, que en la madrugada de ayer (hora peninsular) le llevó a hablar de la situación en el mundo, y especialmente en América Latina, con el presidente de EE UU, Ronald Reagan. La armonía que reinó en la entrevista con el máximo dirigente norteamericano contrastó con una cierta controversia religiosa en sus encuentros con judíos y católicos. A estos últimos volvió a recordarles ayer la necesidad de afirmar su fe contra temas como la fornicación, el adulterio, el divorcio y la anticoncepción.

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Con las calles de Miami prácticamente desiertas, y en medio de escepcionales medidas de seguridad -las mismas que se adoptan a la llegada de huracanes-, el Pontífice fue ayer al encuentro con la comunidad judía. El paisaje de la ciudad ha cambiado en los últimos días, los buzones han desaparecido de la vía pública -por miedo a que en ellos se ozultara una bomba- y las tapas de las alcantarillas han sido soldadas para evitar que alguien pudiera desplazarse por las cloacas para cometer una tentado.Los judíos del Consejo de Sinagogas de América, a través del rabino Mordejai Waxman, le recordaron a Karol Wojtyla su entrevista con el presidente de Austria, Kurt Waldheim, el cual, dijo, "nunca ha lamentado su pasado nazi". No faltaron palabras de conciliación, pero el tono general fue duro y hubo alusiones a la relativa ambigüedad que reina en las relaciones entre católicos y judios. "Esperamos que su dura condena del antisemitismo [el documento prometido por el Vaticano a principios de este mes] tenga continuidad en la actividad escolar, en las parroquias y se refleje en las actitudes y la conducta de los católicos en todo, el mundo", afirmó el rabino Waxnian. Y añadió que es preciso prestar más atención a "las raíces cristianas" del antisemitismo, "que debe terminar de una vez por todas".

La intervención del presidente de la comunidad hebrea concluyó con la solicitud explícita de que el Vaticano reconociera al estado de Israel.

La respuesta del Papa fue conciliadora y dura al mismo tlempo. Juan Pablo II recordó que, tras el holocausto, los hebreos tienen derecho a una patria. "Este derecho se aplica también a algunos palestinos", agregó. Los musulmanes, agregó el Papa, no son menos que los judíos o los cristianos: "Es tiempo de encontrar aquellas soluciones cue conduzcan a una paz justa, completa y duradera en aquella región", concluyó el Papa.

Esta controversia con los judíos contrastó con la armonía que presidió el encuentro papal con Reagan, a quien Juan Pablo II II regaló una Biblia. En la Villa Vizcaya, un palacio de Miami construido por el industrial James Deering y circundado por canales al estilo veneciano, e Pontífice glosó la Constitución de Estados Unidos y habló puerta cerrada durante más de media hora de la necesidad de desarme nuclear, de la extensión de la democracia y de que Estados Unidos contribuyera a mitigar la pobreza del Tercer Mundo.

Morir de hambre

En una conversación con periodistas, Reagan aseguró que se había comprometido ante el Papa en el establecimiento de la democracia en América Latina. A la pregunta de si a esta voluntad no se oponía la ayuda a la contra nicaragüense, Reagan afirmó: "Sólo porque se ha firmado un acuerdo que pide esperar un poco [Esquipulas II], no podemos dejar que mueran de hambre". El Papa paseó por los jardines de Villa Vizcaya con Ronald Reagan y su esposa, Nancy, minutos después de reunirse con los sacerdotes en la iglesia de Santa Marta, donde el cura Frank McNulty, en un discurso, expuso la crisis de vocaciones, los problemas del celibato y el papel de la mujer en la Iglesia.

El Papa respondió que existen "numerosas cuestiones delicadas", porque "lo que algunos de nuestros hermanos ven de una manera, otros lo enfocan de otra", y recordó a "artistas" del trabajo pastoral, como Felipe Nery, Vicente de Paúl, el cura de Ars y Maximiliano Kolbe.

La actividad papal en Miami concluyó con una misa por la paz y la reconciliación en el parque Tamiani, donde miles de personas pasaron la noche para obtener plaza en las proximidades del altar. Los asistentes, en su mayoría de origen latino americano, oyeron cómo el Papa insistía en los valores fundamentales humanos y cristianos. Después de criticar los gastos de armamento, en contraste con la pobreza del Tercer Múndo, el Papa afirmó: "La explotación comercial del sexo a través de la pornografía ofende la dignidad humana y pone en peligro el porvenir de los jóvenes". Para Juan Pablo II, "la vida familiar está sometida a fuertes presiones desde el momento en que la fornicación, el adulterio, el divorcio y la anticoncepción son erróneamente considerados aceptables por muchos". La misa tuvo que ser acortada a causa de un fuerte tormenta y el Papa la concluyó en la sacristía.

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