Septiembre rojo, septiembre negro, septiembre verde

ALBERTO LUENGOSeptiembre es un mes clave en la historia de Chile. Junto con el despertar de la primavera austral, en este mes se conmemora la independencia de España, el triunfo electoral histórico del primer presidente marxista de América latina, Salvador Allende, y el nacimiento de una de las peores dictaduras del continente, la de Augusto Pinochet. También en este mes murieron Allende y Pablo Neruda, dos de los hombres más famosos que ha dado esa tierra angosta y lejana.

Este mes, hoy precisamente, se cumplen 14 años desde el derrumbe de la democracia, trabajosamente construida en casi un siglo. Es un día triste para la mayoría de un país acostumbrado a pensar y actuar por si mismo. Pinochet celebrará su triunfo con un discurso en el que seguramente reiterará su gastada oferta para quedarse otros ocho años: "Yo o el caos".

Los proyectos de perpetuación del general Pinochet tendrán su momento culminante en otro septiembre, el del año próximo, cuando los chilenos voten en favor o en contra de la continuación del régimen. Antes, Pinochet deberá sortear dos grandes obstáculos: la presión nacional e internacional en favor de unas elecciones libres, y la oposición interna de los otros tres jefes de las fuerzas armadas, reacios a designar al señor presidente como su candidato único, con el riesgo de perder.

Cada septiembre, después de aquel triste septiembre rojo de 1973, el régimen militar anuncia planes tenebrosos de la oposición armada pira desestabilizarle, a los que denomina Septiembre negro. Chile, pese a todo, sigue apostando por un septiembre verde esperanza.