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La visita de Juan Pablo II a EE UU, bajo el signo de la unidad

Francesc Valls

ENVIADO ESPECIALLa segunda visita de Juan Pablo II a Estados Unidos tiene entre su objetivos fundamentales el de la unidad: tanto interna -dentro de la Iglesia católica local- como el de ésta y el Vaticano. El periplo estadounidense, que se iniciará mañana y continuará hasta el próximo día 19, comienza una vez discutidos los esquemas del viaje entre representantes del Vaticano y del episcopado norteamericano, uno de los más progresistas. En Miami, la primera escala, el Papa tiene previsto entrevistarse con el presidente Ronald Reagan.

Miami, junto a Columbia, Nueva Orleans, San Antonio, Phoenix, Los Ángeles, Monterrey, San Francisco y Detroit, forman las etapas de esta segunda visita, en realidad la cuarta vez que Juan Pablo II pisa suelo de EE UU desde que es papa. El minucioso y exhaustivo programa pastoral ha sido fruto de una serie de maratonianas sesiones que representantes del episcopado estadounidense mantuvieron con la cúpula vaticana.

Los obispos norteamericanos pretendieron a principios de este año que el papa Wojtyla abordara, con motivo de su visita, temas relacionados con la moral sexual y el sacerdocio femenino. Juan Pablo II no accedió a ello, por lo que algunos prelados llegaron incluso a sugerir la suspensión del viaje. Las ¡das y venidas del nuncio en Estados Unidos, Pio Laghi, desembocaron el pasado mes de marzo en la apertura de unas sesiones en las que destacados miembros de la curia vaticana abordaron el tema de la visita papal con una comisión de 24 de la Iglesia estadounidense.

Tras reuniones de mañana y tarde, los contactos concluyeron con la desaparición del peligro de suspensión de la visita. La otra amenaza que pesaba sobre el periplo norteamericano se solucionó en la entrevista que a principios de este mes celebró el Papa con los dirigentes de la poderosa comunidad judía norteamericana. La recepción del Papa al presidente austriaco, Kurt Waldheim, en junio del año pasado, había dado origen a un malestar judío y ello podía haber desembocado en protestas durante la visita papal. La promesa vaticana de una próxima encíclica sobre el holocausto ha hecho que las aguas volvieran a su curso.

La comunidad de homosexuales

Esta segunda visita del Papa no está, sin embargo, exenta de posibles problemas. En San Francisco, donde el Papa se encontrará con más de un centenar de enfermos del SIDA, la presencia de Juan Pablo II podría verse contestada por los miembros de la importante comunidad local de homosexuales. La expectación que ha levantado el viaje es, no obstante, notable.Se calcula que unos tres millones de personas -alrededor de 500.000 hispanos en San Antonio- participarán en las concentraciones organizadas con motivo de la visita del Papa. Además de la entrevista con Reagan, Juan Pablo II se encontrará con el ex presidente Jimmy Carter en la ciudad de Columbia. Durante su estancia en Los Ángeles, donde habrá una entrevista con los líderes de confesiones no cristianas, la esposa del presidente, Nancy Reagan, será recibida por Wojtyla.

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El Papa rezará ante la tumba de fray Junípero Serra, un franciscano mallorquín que debía ser beatificado. Al parecer, la causa del evangelizador de los indios californianos no se encuentra suficientemente avanzada, a pesar de que los peritos médicos habían dado el visto bueno a la impositio super miráculo.

La intercesión de fray Junípero Serra curó milagrosamente a Mary Boniface Dyrda, una franciscana de 70 años que vive en San Luis.

Durante la visita papal, Juan Pablo II se encontrará con las diferentes comunidades, entre ellas la polaca en Detroit, ciudad en la que concluirá el viaje a Estados Unidos. Según datos facilitados por el episcopado norteamericano, uno de cada cinco católicos de ese país o es polaco o desciende de esa comunidad.

La visita al continente americano finalizará en Fort Simpson (Canadá), donde vive una comunidad de un millar de nativos que Juan Pablo II no pudo visitar en 1984 debido a las condiciones meteorológicas, que impidieron que el avión pudiera tomar tierra debido a la niebla.

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