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Reagan acoge favorablemente la congelación de la ayuda, militar a la 'contra' hasta el 7 de noviembre

El presidente Ronald Reagan acogió favorablemente, aunque no ha tomado una "decisión definitiva", la propuesta de la contra de congelar la ayuda militar a los rebeldes nicaragüenses hasta el próximo 7 de noviembre, fecha en que está prevista la entrada en vigor del alto el fuego en Centroamérica, acordado en la reciente cumbre de Esquipulas. Así lo anunció en la noche del jueves (madrugada del viernes en España) el dirigente antisandinista Alfredo César, al término de una reunión de 40 minutos mantenida entre el presidente Reagan y siete miembros de la contra en un hotel de Los Ángeles.

La propuesta del movimiento antisandinista se inscribe en el desarrollo del plan de paz firmado por los cinco presidentes centroamericanos en Guatemala, uno de cuyos puntos básicos establece la prohibición de que otros Estados den ayuda militar a las fuerzas irregulares o insurgentes que hoy combaten en la región. El portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, informó después del encuentro con los antisandinistas que el presidente Ronald Reagan apoya en términos generales" la solicitud de ayuda hecha por los contras.

Esta propuesta habla de continuar sin interrupciones con la "ayuda humanitaria" y mantener la ayuda militar en suspenso, a la espera de los resultados que el plan de paz de los cinco presidentes centroamericanos haya alcanzado para el 7 de noviembre.

"La ayuda militar no será distribuida a menos que el dictador [Daniel] Ortega no cumpla con los objetivos del plan de paz", explicó Alfredo Césara en conferencia de prensa después de la reunión con Reagan.

El portavoz presidencial, sin embargo, aclaró que Reagan esperará hasta el 30 de septiembre para decidir qué tipo de ayuda solicitará al Congreso norteamericano.

Manifestaciones varias

Mientras Reagan y los contras conversaban en el interior del hotel Century City, afuera unas 2.000 personas se manifestaban en oposición a la ayuda a los rebeldes. Más tarde, un pequeño grupo pro contra también se hizo presente. La reunión del mandatario estadounidense y los siete líderes de la contra -que incluía a su primer jefe militar, el ex coronel de la guardia somocista Enrique Bermúdez- duró 40 minutos.

Decenas de policías rodeaban el hotel impidiendo a los manifestantes acercarse siquiera a la puerta del edificio.

No obstante la relativamente pequeña cantidad de opositores que se manifestaron -alrededor de 2.500-, dada la natural apatía del norteamericano medio en los asuntos políticos, los comentaristas locales y la Prensa en general calificaron el evento como una "seria manifestación política". Entre los grupos opuestos a la contra se hallaban organizaciones religiosas y pacifistas, al igual que budistas japoneses y miembros de la brigada Abraham Lincoln que combatieron a Franco en la guerra civil española.

Del otro lado, apoyando a Reagan y a la contra, había grupos de individuos de todo tipo. "Nosotros representamos a los americanos que aman a Dios, a la familia y al país", dijo Pat Kotter, quien llevaba chapas en las que se leía "OIlie North para presidente".

La petición de más ayuda presentada por la contra no entra en detalles sobre cantidades de dinero. Según Adolfo Calero, otro de los dirigentes que asistió al encuentro, será tarea del Congreso determinar cuántos dólares son necesarios para que los contras "continúen en la brecha y puedan seguir combatiendo".

La promesa de ayuda miIitar es necesaria, dijeron los antisandinistas, porque de lo contrario "los sandinistas renegarán de las promesas de reforma democrática contenidas en el plan de paz".

Los siete rebeldes antisandinistas viajaron ayer a Dallas (Texas) para entrevistarse con Jim Wright, jefe de los demócratas en el Congreso, y tratar de convencerle de que también avale la propuesta de más ayuda militar.

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