Ideas sobre Perú

¿Piensa realmente Mario Vargas Llosa que hay un solo pobre en el Perú, o en cualquier otro país, que crea que la nacionalización de la banca le perjudica? No, no le creo tan tonto como para mantener seriamente esta opinión. Entonces, ¿qué pretende?, ¿cuál es su juego? No hay duda que, desde hace unos años, más pare ce un literato a sueldo de la CIA, defensor de los poderosos, de los ricos (a los que no menciona ni una sola vez en su artículo Hacia el Perú totalitario de EL PAÍS, del 5 de agosto) que un escritor de un país subdesarrollado y explotado a lo largo de muchos años por el coloso del Norte.Los reaccionarios e imperialistas de los años treinta se definían a sí mismos como totalitarios, al tiempo que para defender sus privilegios, desde un punto de vista teórico, hablaban de Dios, patria, familia, etcétera. Los reaccionarios e imperialistas de hoy, sus herederos, han actualizado su vocabulario lavando la cara a viejos conceptos harto conocidos y rechazados por una mayoría de la población. Así, gente como Mario Vargas Llosa, en lugar del viejo "Dios-patria-familia", se dedican a manosear palabras como democracia, libertad, derechos humanos, etcétera, a la vez que anatematizan como totalitarios, estalinistas y otras lindezas a todos los que no piensan como ellos.

¿Extender la propiedad? Esto es lo que quiere Vargas Llosa. ¿Acaso no sabe cualquier persona mínimamente informada que allí donde existe la propiedad privada, es decir, en los países de sistema capitalista, los ricos cada día lo son más, mientras que los pobres ven aumentar inexorablemente su pobreza?

Habla también de "competencía" y monopolio. Le sugiero que, cuando pase por Barcelona, dedique parte de su valioso tiempo en comprobar cuántas panaderías de la ciudad venden un pan más o menos aceptable, ya no auténtico.

Finalmente, añadir que, en esta ocasión, Vargas Llosa aún pone más de manifiesto su vis reaccionaria que cuando se quejó de que un corresponsal de EL PAÍS hiciera chacota a costa de su correligionario Febres Cordero (¿qué otra cosa podía hacer?).

Señor director, como tengo la casi absoluta certeza de que no va a publicar esta carta, le agradeceré me remita la suya, aunque sea con la apostilla "el consejo de redacción no la ha seleccionado", o similar.-